“La verdad os hará libres” dice una conocida cita bíblica. Pero estas palabras llenas de sapiencia en las actuales circunstancias de la pandemia planetaria que azota a la humanidad no tienen ningún valor para los líderes políticos y administradores de la cosa pública de todos los países, grandes y pequeños, especialmente de los que están bajo un régimen socialista. Al parecer, en la dictadura política de China ese mensaje bíblico no tiene valor. Por eso silenció la voz de un médico prestigioso que detectó el coronavirus con mucha anticipación y, en lugar de tomar las medidas oportunas y pertinentes ocultó la noticia. Y esto ocurre también en el mundo capitalista, donde con frecuencia, con cualquier pretexto baladí, se ocultan datos, los manipulan, no transparentan la información a la que el pueblo tiene derecho.
Algo parecido y, con las debidas proporciones, ocurre en el Ecuador. La ciudadanía tiene la percepción de que los datos oficiales que a diario se transmiten en los medios, no son el reflejo de la cruda realidad y a veces, son contradictorios. Y también ocurre en circunscripciones territoriales pequeñas, en provincias y cantones.
Es el caso de lo sucedido en Riobamba donde, el Coordinador Zonal de Salud se negó a dar información, supuestamente por desconocer la muerte de un joven de 27 acaecida en el hospital de IESS a causa del corona virus, según versión de los familiares y de la gobernadora de la Provincia.
¿Por qué negar la información veraz y oportuna que demandan la ciudadanía y los medios? ¿Acaso estas reticencias y reservas informativas no se prestan a que en las redes sociales se diga cualquier cosa que, en un momento dado pueden sembrar confusión, desconfianza y pánico?
En todo caso la opacidad, los ocultismos, las falacias, los engaños, los embustes y las mentiras en ningún caso nos harán libres, menos si estas vienen de voces oficiales, acaso acostumbradas a desdibujar la verdad por un mal entendido empeño de cuidar la imagen de un régimen o de una administración pasajera y fugaz.