¿Son proporcionales a la realidad actual, a la situación del pueblo ecuatoriano? ¿Son disposiciones preventivas para evitar el desastre total o nos conducen a ello? ¿Su grado de intensidad en qué medida puede favorecer o perjudicar finamente al pueblo ecuatoriano? ¿Fueron tomadas con suficiente cordura, prudencia, moderación, sensibilidad social y patriotismo o vinieron desde el cálculo político, desde la presión de los grupos de poder? ¿Cuál de ellas producirá más resistencia social? ¿Qué sectores políticos las satanizarán para sacar provecho politiquero?¿Cuál será la reacción de sectores del transporte público y pesado sobre la eliminación de subsidio a la gasolina extra y el diesel como parte de las medidas económicas anunciadas por el Ejecutivo? ¿Se dispararán los precios luego de las medidas? Finalmente, qué sacrificios hace el Gobierno en esta coyuntura? ¿O solamente le corresponde hacerlo a los sectores populares?
Respecto de las medidas económicas que tienen que ver con reformas tributarias, se deciden en el ámbito de la Asamblea, donde priman los cálculos políticos y una buena dosis de mediocridad. De hecho, algunos sectores políticos ya se pronunciaron “patrióticamente” contra cualquier incremento de impuestos lo que le llevó al Gobierno a decidirse por las medidas de su competencia. Como las reformas tributarias tienen el carácter de económicas urgentes, lo más probable es que, al no haber votos suficientes, pasen por el ministerio de la ley en una suerte de lavado de las manos de los “honorables” asambleístas.
En todo este escenario de ajustes, reformas, deliberación de precios, de aranceles, de reducción de vacaciones, de nueva forma de jubilación patronal, de reducción del impuesto a la salida de divisas y a bienes de tecnología, de menos aranceles para la industria y el agro, etc, el gran triunfador de mil batallas ha sido el gas doméstico. Es el intocable porque solo su mención ya ha causado derrocamiento de un presidente.