Carlos Guevara Ruiz
El presidente Moreno va a todo pedal directo al despeñadero, es nivel tan bajo de aprobación a su gestión es comparable al de los gobiernos durante las peores crisis políticas de los años 90 y 2000. Según Perfiles de Opinión casi el 80% de los ecuatorianos desaprueban la gestión de Moreno. En apenas dos años de gobierno el retroceso y la desinstitucionalización del país son evidentes. El capital político heredado del gobierno anterior, que bien pudo servir al presidente Moreno para corregir excesos y blindar derechos, se ha esfumado. Moreno ha ido perdiendo la base social y se mantiene en el poder a punta de campañas de comunicación.
La más reciente muestra de cinismo del presidente Moreno fue con motivo del Giro de Italia. La mediocridad del gobierno es para reírse, arranchando los laureles del deportista para intentar subir un punto de su famélica popularidad. La recuperación política del triunfo de Richard Carapaz es un hecho penoso pero demuestra la desesperación del régimen, todo vale para distraer con tal de que no se hable del desastre del gobierno. Gracias a esa estrategia comunicativa descubrimos la pasión de Moreno por el ciclismo, en las redes sociales no pudo contener su euforia, tanto fue así que anunció la eliminación de los impuestos a la importación de bicicletas y mediante decreto declaró como política pública el impulso al deporte. Cinismo de Moreno porque fue él quien eliminó el ministerio del deporte, además porque dijo que los centros de alto rendimiento son casi una novelería pues “nosotros no traemos una medalla nunca”. Referirse así de los ecuatorianos hace que Moreno deshonre el cargo de presidente de la República.
Mientras el presidente se enanca en la victoria de Carapaz continúa el ajuste neoliberal. Nadie da razón del incremento en las planillas de la luz, sube el precio de la gasolina súper, los presos se amotinan en las cárceles, se prevé una reforma laboral, se da paso a la minería a gran escala y en el extranjero se mira con preocupación los derechos humanos en Ecuador. El gobierno anda rebuscando en los bolsillos de los ecuatorianos, no con el fin de paliar la crisis, sino con el fin de incrementar la tasa de ganancia de las grandes empresas.
Lo más lumpen de la política gobierna con Moreno. Han hecho de la política una herramienta de odio reduciéndola a un ajuste de cuentas entre facinerosos. Se suele decir que un pueblo tiene los gobernantes que merece, pero creo que no es así, los ecuatorianos no merecen esta clase de gobierno, el Ecuador se merece mejores políticos. El país es más que esa triste comedia que nos quieren vender los expertos propagandistas del gobierno, no es cierto que la sociedad ecuatoriana sea un cuerpo enfermo de corrupción.
El triunfo de Carapaz –y de otros tantos, A. Spencer, J. Pérez, A. Gómez, C. Heredia, M. Fierro, I. Vallejo, etc.- nos demuestra que hay ecuatorianos que aman al país, que están dispuestos a dar todo por honrar la bandera del Ecuador. Ya quisiéramos tener cancilleres, embajadores, diputados, presidentes con una pizca del patriotismo que demuestran nuestros deportistas en todas las canchas donde les toca defender la camiseta tricolor. Es el mismo patriotismo que demuestran a diario los obreros que a fuerza de brazo levantan la industria del país, los campesinos que madrugan a cuidar los campos, los estudiantes, las amas de casa, los artesanos… en fin, hombres y mujeres honestos que luchan a diario por este país pero que para el presidente Moreno nunca ganan medallas.