Por: Pablo Granja
A mediados del siglo pasado, el mexicano Armando Domínguez compuso el bolero “Miénteme”, que trata del amor que enceguece e idiotiza a los enamorados, pero les calza a los fanáticos de políticos demagogos y populistas.
En la primera vuelta, el correísmo rompió su techo. Debe ser porque hay generaciones que no observaron lo que fue la persecución a la disidencia, las adjudicaciones públicas arbitrarias, la inflación que empobrece a la sociedad. Otros quizás no perciben que la retórica del socialismo del siglo XXI es una mentira, cuyo fin es eliminar la clase media para crear una gran masa empobrecida, dependiente y humillada que sostenga a una cúpula grotesca e insaciable.
“Voy viviendo ya de tus mentiras / Sé que tu cariño nunca fue sincero / Sé que mientes al besar y mientes al decir te quiero / Me conformo porque sé, que pago mi maldad de ayer”.
Hay quienes disfrutaron de la metida de la mano en todos los poderes del Estado; por eso repiten “robó pero hizo obra”. Están felices de haber sido robados, insultados y maltratados como en esas relaciones sentimentales cargadas de amor masoquista:
Y es por eso que te quiero tanto / Tú le has dado a mi vivir, la dicha con tu amor fingido / Miénteme una eternidad que me hace tu maldad, feliz.
Las mentiras se repiten al distorsionar las condiciones de la adjudicación del campo Sacha, cuyos beneficios son elevar la producción de 77.000 a 105.000 barriles/día, invirtiendo $1.700 millones de dólares en nuevas perforaciones; el Estado recibe un anticipo de $1.500 millones, que no generan intereses; debido al estado crítico de las instalaciones, se invertirán $500 millones en reparaciones; Petroecuador opera con 22 contratistas, con la delegación el consorcio asumirá todos los costos de producción, ahorrando 3.500 millones al fisco, que además pasará a recibir más ingresos por impuestos; se remediarán los 1.200 puntos contaminados; se crearán 1.000 nuevos puestos de trabajo para las comunidades; no es una privatización porque en 20 años la operación se revierte al Estado. Considerando que Petroecuador no tiene la capacidad económica para expandir la explotación y las arcas fiscales están en nivel crítico, esta adjudicación es conveniente; el tipo de contratación está contemplado en la ley, por lo tanto es legal; y, estando el consorcio integrado en un 60% por una empresa estatal china la adjudicación es legítima, como lo sostiene el experto petrolero, Dr. René Ortiz.
La señora Luisa González engaña al afirmar, entre otras cosas, que el consorcio adjudicado tiene vinculación con la familia Noboa, cuando en realidad está conformado por una empresa estatal china y una canadiense. Y también engaña al decir que las instalaciones están en buen estado, luego de 52 años de operación.
Y qué más da, si la vida es una mentira / Miénteme más, que me hace tu maldad feliz. Así termina la letra de este bolero para borregos.