Agentes antiguos afirmaron que han tenido que comprar su dotación (toletes, gas, esposas, escudos). Autoridades dicen que a los nuevos funcionarios les darán equipos entre este y el próximo mes de septiembre.
El déficit de guías y la falta de equipos limitan el trabajo de los agentes penitenciarios, que se quedan sin respuesta ante los hechos violentos liderados por las bandas criminales que operan en los centros carcelarios. “No nos sentimos seguros. Tenemos chalecos que caducaron en el 2007. La poca dotación (cascos, toletes, esposas, gas) que tenemos, que nos permiten, es comprada por nosotros”, aseguró uno de los agentes que custodia a las 15.406 personas privadas de la libertad (ppl) recluidas en las cárceles de Guayas.
A nivel nacional hay 1.656 guías para los 38.862 ppl albergados en los 63 centros de rehabilitación, según los registros del Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de Libertad y a Adolescentes Infractores (SNAI), entidad que sumó en abril pasado a un contingente de 195 nuevos servidores. Ellos asumieron la función de vigilancia, seguridad, control interno y traslado de los reclusos, pero sin el equipamiento, porque no había en stock los toletes, escudo antidisturbio, chalecos, cascos de protección balística y esposas que requieren para su trabajo.
Casi tres meses después, a fines de julio, el SNAI compró los implementos para el nuevo personal debido a las “necesidades que atraviesa el sistema de rehabilitación social y por los hechos violentos que ocurrieron en febrero y marzo del 2021”. Su entrega será en hasta 60 días, según el plazo, que se cumple a fines de septiembre. En lo que va del año han sido asesinados más de 100 ppl en al menos tres enfrentamientos registrados en las cárceles; el mes pasado hubo 27 muertos, 50 heridos y 100 se fugaron, pero luego los recapturaron.
El armamento, que fue adquirido a la compañía America Swat Store a fines de julio y por $ 85.000, lo usarán los guías a diario para “salvaguardar su integridad física”, detalla el SNAI, en el proceso. Pero aquellos guías que ya tienen años laborando en el sistema carcelario cuestionan la falta de inversión y de capacitación. “El Estado no nos garantiza una buena dotación. Hace unos tres años nos dieron un uniforme, de ahí hemos tenido que comprar nosotros”, insistió el agente, y afirmó que él y sus compañeros han tenido que comprar, por alrededor de $ 200, linternas, toletes, esposas y el gas pimienta.
