OPINIÓN

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Monkeypox o ‘viruela del mono

Por: Gustavo Fierro Carrión
El anuncio reciente del primer caso de “viruela del mono” o Monkeypox en Ecuador, un hombre de 30 años de Guayaquil, ha causado preocupación en las autoridades de Salud y en la ciudadanía ante la posibilidad de que haya más casos en las próximas semanas y meses. Aunque no hay que bajar la guardia y las autoridades de Salud deben seguir vigilando la posible aparición de nuevos casos de Monkeypox, la probabilidad de que se convierta en una pandemia de magnitud comparable a la de COVID-19 es muy baja.
En primer lugar, el coronavirus COVID-19 que apareció en diciembre 2019 es un virus nuevo. Pese a que los primeros coronavirus fueron identificados en 1960, el genoma de COVID-19 tiene muchas diferencias con el del resto de coronavirus. Monkeypox no es un virus nuevo. Fue identificado por primera vez en 1958 en Macacos cangrejeros (Macaca fascicularis), una especie de mono del viejo mundo. El “salto” a humanos se cree que sucedió en 1970 en la República Democrática del Congo (antiguo Zaire). Posteriormente se observaron casos en el oeste de África, principalmente en Camerún y Nigeria. La cepa centro-africana tiene una mortalidad de 10% mientras que la cepa del oeste de África tiene una mortalidad mucho menor, entre 1 y 3 %.
Hasta aquí, todos los casos de Monkeypox en el brote actual han sido debidos a la cepa del oeste de África. Monkeypox sigue siendo clasificado como una Zoonosis, es decir una infección de animales que infecta a humanos solo de manera accidental. En animales, las especies más frecuentemente infectadas no son monos sino roedores, por lo que el nombre Monkeypox o “Viruela del Mono” no es del todo correcto. Macaca fascicularis es una especie que tiene su hábitat en los bosques tropicales del Sudeste de Asia y no existe en África. Ya ha habido anteriormente brotes de Monkeypox, en 2003-2004 en Estados Unidos y en 2018 y 2019 en Reino Unido e Israel.
El brote de 2003-2004 en Estados Unidos se cree que ocurrió por la importación de roedores por entidades privadas y produjo infección en unas 30 personas. Las autoridades del CDC (Centers for Disease Control) hicieron pruebas de detección de Monkeypox en miles de personas y encontraron algo inesperado: 3 personas tuvieron prueba positiva, pero no tuvieron síntomas ni signos. Estas 3 personas habían recibido la vacuna para la Viruela “convencional” que fue erradicada en los años 70 del siglo 20, lo que significa que la vacuna para la Viruela protege contra Monkeypox.
La infección por Monkeypox es relativamente fácil de detectar, pues produce en el 97-98 % de pacientes lesiones cutáneas caracterizadas por vesículas y pústulas, no muy diferentes a las lesiones cutáneas de la varicela. Así, es posible identificar y aislar rápidamente a personas con Monkeypox antes de que contagien a otras personas. Esto es mucho más difícil con COVID-19. Otros síntomas muy comunes, pero menos específicos son fiebre, dolores musculares, y ganglios linfáticos agrandados.
La transmisión de Monkeypox no es muy eficiente. Es posible contagiarse por microgotas de secreciones respiratorias aerosolizadas pero esto requiere estar en contacto cercano, menos de 2 metros de distancia y por al menos tres horas, con una persona infectada. Para transmisión por secreciones respiratorias aerosolizadas el tiempo de incubación es de 2 semanas. Fuente: El Universo
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