El diccionario de la lengua española nos trae dos acepciones del oportunismo, una de las cuales se ajusta como anillo al dedo a los primeros meses del gobierno y al momento político preelectoral: Actitud que consiste en aprovechar al máximo las circunstancias para obtener el mayor beneficio posible, sin tener en cuenta principios ni convicciones.
Este oportunismo político ha sido la constante histórica en nuestro devenir como país. El cambio de camiseta, como popularmente se conoce a este fenómeno sociopolítico, se acentúa especialmente en época de elecciones cuando los líderes o seudolíderes están a “la que cae” o “al sol que nace”. Se trata de aprovechar, de sacar ventaja del momento político, del cálculo para situarse en el movimiento o partido que mejores y más certeras posibilidades de triunfo ofrecen, al margen de objetivos patrióticos, de ideales o convicciones ideológicas. Al fin y al cabo, se trata supervivencia, de cuidar la fuente de trabajo o de seguir disfrutando de las canonjías y prebendas que ofrece el poder político. 12
Este oportunismo político está ligado al poder y actúa en función de los intereses personales, de un cargo público importante dentro del Estado que le asegura un buen salario y prestigio social, el status quo, del cual ha venido gozando plenamente. Es diferente al pragmatismo político que dialoga, negocia y cede posiciones sin renunciar a sus convicciones ideológico-políticas.
Los oportunistas políticos, bien identificados por la ciudadanía, abundan en los parlamentos, especialmente tercermundistas, donde los leales de ayer son “traicioneros”de hoy, al vaivén de las circunstancias; están en las organizaciones políticas como “luchadores sociales” que antes de llegar al poder, son “don nadie”, se desgañitan condenando el estado burgués y capitalista, y luego por arte de magia, de la magia del poder y el dinero comienzan a disfrutar del mundo capitalista que les trae lujosas mansiones, cuentas bancarias, carros de lujo. Por supuesto, el nuevo estatus les da fuerza para seguir luchando a favor de los pobres en clara evidencia de su cinismo, fruto de su oportunismo político.