Esta frase que es todo un mensaje social, viene desde un rostro del desempleo que espera y desespera, al igual que otros cientos de rostros instalados en lugares estratégicos de las urbes ecuatorianas, en espera de “que me salga algún trabajito” para llevar un mendrugo de pan a sus hogares, donde la esposa y los hijos, entre el hambre, la desesperanza y la angustia esperan la llegada del esposo y padre con la buena nueva de que le salió un trabajito para la semana.
Mientras tanto, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censo (INEC) mantiene informado al país sobre las últimas cifras sobre empleo, desempleo y subempleos, en base a metodologías y estándares internacionales, con el acompañamiento de la Organización Internacional del Trabajo, (OIT). Se habla de millones de desempleados y millones con empleo pleno de la población económicamente activa, ( PEA). Y aclara que el empleo pleno se refiere a la condición de tener un trabajo de 40 horas o más con al menos el salario básico unificado. Y nos dice que unas 115 000 personas habrían salido del empleo pleno en el 2019 y que un porcentaje de ellas podría haber emigrado al empleo no remunerado y nos brinda datos sobre la pobreza extrema, esa pobreza que condena a millones de ecuatorianos a sobrevivir con menos de 50 dólares al mes.
Mientras tanto, la corrupción se ha llevado miles de millones de dólares que bien habrían podido generar miles de puestos de trabajo y evitar que los rostros de desempleo y de la pobreza extrema sigan esperando que les “Salga algún trabajito”
En este contexto, merecen el desprecio popular quienes llegan al poder con la palabra demagógica a flor de labios, con los más encendidos halagos al pueblo, escondiendo tras bastidores sus verdaderas intenciones, sus protervos fines en función de sus intereses personales, de enriquecimiento ilícito, de coimas y comisiones