SESENTA AÑOS DE VIDA INSTITUCIONAL DE LA UNIDAD EDUCATIVA “JUAN DE VELASCO”

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Héctor A. Estrella N.

Hay fechas de connotación y trascendencia que han quedado grabadas en las justicieras páginas de la educación de la patria ecuatoriana, que deberían celebrarse con unción cívica, respeto y veneración. Entre estos sucesos hallase la reminiscencia de la creación de la emblemática Unidad Educativa Juan de Velasco, que pletóricos de emoción: autoridades, docentes, estudiantes, padres de familia, el pasado mes de febrero del presente año, celebraron el sexagésimo aniversario de fundación, y consecuentemente de trabajo, entrega y sacrificio, a través de la meritoria y simpar tarea de formar, instruir, orientar y guiar a cuantas generaciones han pasado por sus aulas y, que han sabido honrar el nombre del prolífico patrono, de la ciudad, de la provincia, de la patria; el trabajo tesonero de sus preceptores que supieron dignificar sus vidas y exaltar sus nombres, y de esta manera sumarse a la pléyade de cuantos profesionales que han protagonizado la historia del Ecuador.

La gratitud es la dimensión suprema del alma se ha sentenciado, y en consideración de la práctica de este principio axiológico, me permito en esta ocasión escribir el presente artículo periodístico, con el que pretendo exteriorizar mis sentimientos de ex alumno de tan prestigiosa institución educativa que ha sabido cumplir con honor y responsabilidad su noble misión de formar a la juventud de la ciudad y del país.

Con paso acelerado pero firme, La Unidad Educativa Juan de Velasco ha trajinado sesenta años de luminosa existencia, de labor fecunda, creadora y eterna en beneficio del mejor capital humano con que cuenta una sociedad -la juventud-. Ha engalanado su edad madura, reflexiva, racional y crítica con ponderada y apacible serenidad, seguridad absoluta y juicio orientador de los más caros anhelos y aspiraciones de tantas promociones pasaron por esta casona de la ciencia y del saber, nutriéndose de las sabias enseñanzas prodigadas por cuantos maestros, capaces y responsables prestigiaron a tan singular institución.

La trayectoria de dignidad y de luz de la Unidad Educativa Juan de Velasco, se ha sustentado en las innúmeras jornadas científicas, pedagógicas, investigativas, deportivas, literarias, cívicas y culturales, que han quedado impresas en el sendero del tiempo, y en las páginas de la historia, interpretada como madre de la verdad, émula de los hechos, depósito de acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente y advertencia de 1o porvenir.

Estamos ciertos que la Unidad Educativa Juan de Velasco ha cumplido años y lo seguirá haciéndolo conforme al espíritu altivo y patriótico de su sabio patrono, la inspiración creadora de sus precursores, preparar y servir con amor, responsabilidad y capacidad a la niñez y a la juventud, justifica su proficua existencia, como una noble entidad de prestigio moral, que glorifica a la ciencia y a la cultura nacional, que recoge y responde con sensibilidad y profesionalismo al desarrollo dialéctico ininterrumpido, a la evolución, al cambio, a la visión de nuevas metas, a la capacidad de autodefinición, y al concepto diáfano de la vertiginosidad socio económica y cultural que se experimenta cada día.

Miles de alumnos procedentes de toda la provincia y fuera de ella, llegan sedientos del saber, esperanzados y entusiastas a este templo de formación, expresión genuina de laicismo, de libertad, de respeto, de tolerancia, de justicia y de paz.

Creemos también que una Institución Educativa debe ser la antorcha del pensamiento, la luz de la verdad y el manantial del amor, el lugar sagrado donde maestros y alumnos permanezcan en comunión con el trabajo, con el optimismo, con el idealismo y con la fe que nos permite creer que el MAESTRO es una  lección permanente y viva, y ejemplo de lo que dice y de lo que hace, para poder ser dignos herederos de las ejecutorias y testimonio de aquellos educadores consagrados que nos legaron lecciones de trabajo, desprendimiento y entrega a la causa más noble y engrandecedora de este hermoso ministerio y sacerdocio, que consiste en entregar con avidez día a día el pan espiritual de la sabiduría, y el sacrificarse sin reservas por la felicidad y el bien ajeno.

De esta manera, tutores de tan gloriosa organización educativa, cumpliendo estaréis con vuestra sagrada misión de ir dando a la Patria nuevas generaciones, sin prejuicios ni dogmas, sin egoísmos ni mezquindades; de modo que vuestros educandos experimenten un reajuste continuo para acomodarse a las posibilidades de desarrollo intelectual, afectivo y social, que les permita responder con seguridad a las exigencias de la preparación social y profesional que el siglo del conocimiento demanda.

Firmemente comprometido con sus deberes y su histórica misión, la Unidad Educativa Juan de Velasco, mira con optimismo el mañana y, día a día, reafirme su anhelo de contribuir en forma responsable y eficiente a crear las bases del saber, sobre las cuales se levantará la grandeza material e intelectual del Ecuador, el conocimiento de sus virtudes, la presencia de sus necesidades, la rectificación de errores y la consecución del bienestar social y educativo, forjado por la superación constante de cuantos preceptores tienen la obligación de enseñar a sus discípulos a entender e interpretar la vida; este es, sin duda, el conocimiento más real, práctico y valioso que existe.

Por las consideraciones expuestas, creemos que la docencia debe estar abonada por las virtudes cotidianas del trabajo y de la rectitud. La docencia debe ser una estructura erguida y recia con sus cimientes dentro del corazón. No puede haber arriba profesionales y personalidades cimeras de docencia, sino hay abajo una cimentación fuerte de virtud personal. La docencia, como la salud, no es algo que esta fuera del cuerpo, sino dentro, no hay docencia de calidad y excelencia, sino hay maestros comprometidos, trabajadores, capaces y responsables. La docencia no puede separarse de la formación integral del niño, del joven, del adolescente. Para ingresar en el noble ejercicio de la enseñanza, debe exigirse como requisito previo, la cédula personal de dignidad, de honor, de patriotismo, de virtud individual y profesional.

Y creemos, finalmente, que sus años de vida no han pasado en vano, porque cada vez que se difunde un pensamiento, se siembre una estrella radiante en el firmamento del saber. Su obra excelsa está grabada en las memorias de la educación de la patria ecuatoriana y en los corazones de tantos jóvenes considerados hijos predilectos de la memorable Institución.

En síntesis, maestros de la organización rectora de la educación de la provincia y la geografía nacional, haced honor a tan laudable profesión, porque solo cuando el azar o la propia vocación nos lleva al ejercicio docente, compréndese cuán hermoso ministerio es este y cuanta satisfacción reporta. E1 mejor homenaje que un ex alumno de tan noble establecimiento le puede tributar, es expresar con sinceridad la eterna gratitud por todo lo que ha hecho por quienes fuimos discípulos de este memorable santuario de la ciencia y el saber. Hoy que la Unidad Educativa Juan de Velasco cumple sesenta años de encomiable labor en beneficio de tantas generaciones que pasaron, las presentes y las que vendrán, deseo decirle a viva voz… ¡gloria eterna, a la institución que tanta gloria nos ha dado…!

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