EDITORIAL
Durante los 10 años del gobierno de Rafael Correa, (hoy prófugo de la justicia) se encargó al vicepresidente Glass (hoy recluido en la cárcel) que llevara adelante el “cambio de matriz energética” que era necesario y lo sigue siendo. Lamentablemente, no hubo tal cambio porque al Vice le pareció más “rentable” dedicarse a reparar refinerías con sobreprecios elevadísimos y resultados muy pobres; a construir hidroeléctricas con dudosas urgencias y con préstamos internacionales con intereses chulqueros. Para consolidar esta política, también se prohibió el desarrollo termoeléctrico y nada de otras alternativas para generar electricidad desde los paneles solares o desde el viento o un parque geotérmico. En cualquier caso, todo estaba direccionado al cobro de coimas y sobornos.
Esta realidad que se desenvolvió en un contexto de corrupción, es ignorada por ciertos candidatos y candidatas presidenciales. Y concierto descaro, desfachatez y desvergüenza se critica duramente la gestión gubernamental actual que, apenas lleva un año de gobierno y mienten al argumentar falazmente que, si se daba mantenimiento adecuado y oportuno de las termoeléctricas, no existiera el problema actual de los apagones. Se olvidan que fue Correa quien se opuso al impulso de las plantas termoeléctricas que, realmente representan un bajo porcentaje de generación que, de ninguna manera, podrían compensar el déficit de energía que al momento padece el Ecuador. Pero también es inadmisible la irresponsabilidad de los gobernantes que, durante décadas, no tomaron medidas preventivas para cambiar la matriz energética, como lo hicieron oportunamente Perú y Colombia, vecinos a los que ahora, estamos implorando que nos vendan el fluido.
Es evidente que en las críticas electoreras de ciertos líderes y lideresas subyacen oportunismo y bajeza frente a las difíciles circunstancias que atraviesa el país a causa de una sequía tan larga, producto del efecto invernadero que trae como consecuencia el calentamiento global, el deshielo de nuestros nevados, a lo que se suma la tala inmisericorde y constante de bosques y selvas.
Es necesario y definitivo que, desde la conciencia crítica y patriotismo, en las elecciones del febrero del próximo año, el pueblo ecuatoriano castigue el oportunismo politiquero inmoral, con visos de traición a la patria que viene dirigido desde el exterior y que llega a afirmar que “hay un ambiente propicio para que Noboa sucumba y deje el poder”.