Por: Edgar Frías Borja
Los ecuatorianos desde que se inicio la campaña electoral, hemos venido con la expectativa de qué sucederá, primero, con los resultados de la primera vuelta, que ya para todos es conocido; y luego, con respecto a la segunda vuelta. El 11 de abril del mes próximo pasado, ya lo tuvimos claro, que el nuevo presidente de la república, era el derechista Guillermo Lasso, de los registros de CREO.
Esta natural expectativa, no se detuvo con los resultados de la segunda vuelta, en torno a la elección del presidente de la república, sino también la de los asambleístas. Luego, la zozobra creció y se hacían interminables los días, hasta que llegó el ansiado 24 de mayo, día de la posesión del nuevo mandatario ecuatoriano.
Pues, teniendo como marco histórico el 24 de mayo, que para los ecuatorianos es una fecha muy significativa, no solo por la trascendencia verdadera; ya que, en un día como este, hace 199 años, en las faldas del Pichincha, héroes de la patria libraban la última batalla, para sellar con broche de oro, la independencia del Ecuador. Ha este hecho, se suma la rememoración de la muerte del insigne presidente de la república, el Ab. Jaime Roldós Aguilera, quien falleciera en un accidente de aviación, en la población de Célica, provincia de Loja.
Guillermo Lasso Mendoza, un hombre ligado a la banca nacional e internacional, quien se alzara con el triunfo electoral el 11 de abril pasado, como el 47 presidente de los ecuatorianos; en el recinto de la Asamblea Nacional y contando con la asistencia de invitados especiales, como el Rey de España, los presidentes del Brasil, República Dominica y Haití, así como, vicepresidentes y delegaciones de países amigos, tomó posesión de su mandato.
Luego de las promesas de viabilizar la gobernabilidad en favor del novel presidente, por parte de la presidente del parlamento ecuatoriano, Lupe Llori; Lasso, en un extenso discurso hizo un análisis de la realidad del país y a la vez, puso de manifiesto sus buenas intenciones por sacar al estado ecuatoriano de la crisis abismal en la que se encuentra.
Lenin Moreno abandono el recinto legislativo, en medio de aplausos de unos y gritos de otros, que expresaban su desacuerdo y condena, de la realidad caótica y desbastada en la que queda el país, luego de su desastroso gobierno.
Como soñar no cuesta nada, la mayoría de ecuatorianos aspiramos a que el presidente Lasso asuma el poder con un liderazgo firme y claro. Que las ofertas de campaña lo cumplan, a fin de devolver a la población, la fe y credibilidad en las autoridades que lo gobiernan. Que lo dicho o expresado a través del discurso inaugural, no sea solo sea una hermosa pieza retorica y que sigamos en el engaño de los cuatro años precedentes. No más otro Moreno fue el mensaje que se blandió en las pancartas que se exhibieron al interior de la Asamblea Nacional.
