“Suicidio institucional”

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Uno de los miembros de minoría del Consejo Nacional Electoral (CNE) calificó al organismo como “institución fallida que camina hacia un suicidio institucional”, realizó varios cuestionamientos a la administración de la presidenta Diana Atamaint y reconoció la baja credibilidad de la entidad que tiene bajo su responsabilidad el proceso electoral que culminará con la designación del nuevo presidente de la República y de los asambleístas.

A menos de un año para que se realicen las elecciones presidenciales y legislativas, el ambiente que reina al interior del ente conductor del proceso electoral no es de los más ejemplares y constructivos. Hay divisiones internas y un camino plagado de asperezas y escabrosidades que en nada favorecerá la realización de elecciones libres y transparentes. Al parecer, cada facción, cada grupo, sea de minoría o mayoría, pretende llevar el agua para su molino político en perjuicio flagrante de la democracia y con inconfesables intereses. Tan denso está el clima al interior del organismo electoral que uno de sus miembros ha planteado que las autoridades den un paso al costado y la necesidad de una suerte de arbitraje con la participación de “personalidades notables” en procura de superar el impase y salir del atasco que paraliza la toma de decisiones consensuadas en perjuicio de la democracia establecida en nuestra normativa constitucional que debe entenderse fundamentalmente como una actividad cívica de servicio, que va más allá de lo meramente electoral

Porque la democracia es un valor universal basado en la voluntad libremente expresada de los pueblos de determinar su propio sistema político, económico, social y cultural, y en la participación plena en todos los aspectos de su vida. Una “institución fallida que camina hacia un suicidio institucional” tal como la describe un miembro del organismo no puede garantizar el derecho de los ecuatorianos a tener elecciones genuinas mediante el sufragio universal. Y el juego democrático no puede depender de “oportunos” apagones que han funcionado en otras latitudes latinoamericanas donde se ha pretendido perpetuar gobiernos del Socialismo del siglo XXI.

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