TURISMO
A finales de diciembre de 2023, la selva ecuatoriana ofreció una experiencia que permanecerá grabada en la memoria de sus turistas. Tzapino, una pequeña comunidad waorani situada a 25 minutos en avioneta desde el aeropuerto de Shell, fue el escenario de un viaje inolvidable que compartí con mi madre. Fue la primera vez que ambos volamos en avioneta, y la emoción de surcar el cielo sobre la vasta selva amazónica fue indescriptible, indica la turista.
Tzapino es un lugar mágico, hogar de unas siete familias y aproximadamente 35 personas, rodeado de limoneros, yucas gigantes y ríos cristalinos. En este rincón de la naturaleza, la vida se desarrolla al ritmo de su entorno. Entre los momentos más especiales, se destaca la presencia de Tite, una danta que pasea tranquilamente entre los niños, y un papagayo waorani que asombra con su habilidad para hablar en el idioma ancestral de la comunidad.
El viaje comenzó con el vuelo, al que describo como “volar en bicicleta”, lleno de adrenalina mientras disfrutábamos de vistas impresionantes de la selva. Al aterrizar, fuimos recibidos con una calidez incomparable por Felipe y Menita, quienes nos hospedaron en su casa. Su hospitalidad reflejaba el profundo respeto de la comunidad por lo sagrado, y fue allí donde experimentamos de cerca la vida cotidiana de Tzapino durante tres días inolvidables, dijo.
Durante nuestra estancia, tuvo la oportunidad de probar por primera vez carne de lagarto, un platillo típico de la región, y descansar en hamacas tejidas a mano por Menita. Las noches en Tzapino fueron especialmente mágicas, con un concierto natural de grillos y ranas que se mezclaba con la luz de las luciérnagas y una luna llena que parecía estar más cerca que nunca, indicó.
Uno de los momentos que más marcó mi experiencia fue ver a las mujeres de la comunidad tejiendo con fibras naturales y colores vibrantes, como el lila y el verde. Su arte y trabajo reflejan una conexión profunda con la tierra, una tradición que ha sido transmitida a lo largo de generaciones, finalizó.
