TRADICIONES
El cierre del año en Riobamba se vive con la quema de monigotes y los abrazos de medianoche, sumado a esto una tradición única que llena de color y alegría las principales calles de la ciudad: las “locas viudas”.
Este pintoresco y festivo ritual, que ha evolucionado por más de 50 años, reúne a grupos de amigos que, caracterizados como viudas extravagantes, transforman el asfalto en un escenario de danza y humor, mientras celebran el fin de año de una manera singular.
La tarde del pasado 31 de diciembre, la Avenida Daniel León Borja se convirtió nuevamente en la principal pasarela de esta tradición. Desde horas tempranas, las “locas viudas”, vestidas con trajes llamativos, pelucas coloridas y maquillaje extravagante, ofrecieron un espectáculo que atrajo a locales y visitantes.
Con coreografías ensayadas y bromas improvisadas, estos personajes interactuaron con los ocupantes de los vehículos que transitaban por la avenida, pidiendo unas monedas a cambio de sus divertidos bailes. Lo recaudado durante estas presentaciones no es un simple capricho.
Por tradición, las monedas que se entregan a las “viudas” forman parte del espíritu festivo que impulsa esta actividad: financiar las celebraciones de fin de año de los mismos grupos organizadores. Pero más allá del aspecto económico, este evento se ha convertido en una expresión cultural que mezcla humor, creatividad y un sentido de comunidad que caracteriza a los riobambeños.
Aunque en sus inicios esta costumbre podía parecer espontánea y desenfadada, con el paso de los años se ha transformado en una celebración organizada y esperada. Los grupos que dan vida a las “locas viudas” preparan sus vestuarios y rutinas con semanas de anticipación.
Al adoptar el papel de “viudas”, estos personajes juegan con los estereotipos y combinan elementos de la comedia popular con la interacción directa con el público, logrando momentos que oscilan entre el humor y la nostalgia.