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sábado, enero 18, 2025

¡Viva Quito, Luz de América!

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Por: Pablo Granja                                                                                               

Monseñor Bernandino Echeverría, en 1944 reseña breve y poéticamente la historia de Quito, a la que con música de Agustín de Askúgana convirtieron en el Himno a la ciudad, que los quiteños de corazón cantamos con solemne emoción:

Nuestros pechos, en férvido grito,/te saludan ciudad inmortal,/ Gloria a ti, San Francisco de Quito,/en tu historia muy noble y muy leal.

Inicialmente habitada por los Quitúes o Quitos, fueron conquistados por los Caras y éstos por los Incas. Al dividirse el Tahuantinsuyo, Atahualpa ya se había casado con la princesa Pacha, convirtiendo a Quito en el centro desde donde ejercía su poder. En las faldas inmensas de un monte,/tu grandeza buscó un pedestal,/para henchir tu ambición de horizonte,/y colmar tu ansiedad de ideal.

Vencida la resistencia a los conquistadores, durante la Colonia los españoles encontraron que los indígenas poseían grandes talentos artísticos, creando la Escuela Quiteña. Oh ciudad española en el Ande,/ oh ciudad que el incario soñó; /porque te hizo Atahualpa eres grande/ y también porque España te amo.

Desde Quito, cuya fundación española fue el 6 de diciembre de 1534, salió la expedición que culminó con una de las grandes epopeyas de la Historia, como fue el “descubrimiento” del Río Amazonas. Esta unión de culturas y razas, hermanadas por sacrificios y glorias es lo que ha convertido a Quito en crisol de la nacionalidad:

Y quién pudiera contar conquistas,/oh, leal y muy Noble Ciudad,/eres cuna de héroes y artistas,/y una antorcha de luz y verdad.

La antorcha de la rebeldía a la administración española fue encendida por Eugenio Espejo, cuyas ideas libertarias recogieron los patriotas que proclamaron el Primer Grito de la Independencia del 10 de agosto de 1809. Un año más tarde, el 2 de agosto, la masacre de los patriotas estremeció la conciencia libertaria de toda Hispanoamérica. Cuando América toda dormía,/oh muy Noble Ciudad, fuiste Tú,/la que en nueva y triunfal rebeldía,/fue de toda la América luz.

No en vano nuestra ciudad fue llamada “Quito Luz de América”, inscripción que apareció en un faro de Valparaíso, en homenaje a los héroes masacrados, luego de que el cura Camilo Henríquez narrara la gesta en un drama que tituló “La Patriota Sudamericana”.

Aunque el tiempo veloz siempre rueda,/y se esfuma en su noche el ayer,/siempre intacta tu gloria se queda,/y es la misma en los siglos tu fe.

El 8 de septiembre de 1978, Quito fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, por “poseer el centro histórico mejor conservado y menos alterado de toda América Latina”, que algunos lacayos de consignas perversas han intentado destruir, y cuyas últimas administraciones no han estado a la altura del legado histórico que nos enorgullece.

Con el mismo espíritu rebelde, honesto, digno y libertario que no se doblega, deberemos rescatar el prestigio del pasado; para gritar siempre a viva voz: ¡Viva Quito, Luz de América!

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