EDITORIAL
Hoy se inicia el último mes del 2024. Ya estamos en Diciembre… La familia, la sociedad se apresta a celebrar la fiesta de Navidad y como todos los años el comercio se dinamiza: los almacenes y centros comerciales nos ponen en alerta sobre los gastos de temporada, regalos, adornos, cenas y otras exigencias propias de este mes. Para las familias cristianas, es el tiempo del llamado Adviento que tiene una duración de cuatro semanas, período especial de preparación para celebrar con recogimiento y espiritualidad el nacimiento del Niño Jesús. Al fin y al cabo, la Navidad se trata del “cumpleaños” más significativo y trascendental de la historia.
¿En esta temporada de apagones, las ciudades, los hogares, los barrios se volverán a vestir de luces navideñas, multicolores, dinámicas? ¿Los ventanales y balcones lucirán diferentes y llamativos por la temporada festiva? No importa si sube la factura de consumo de energía. Armar el árbol navideño es un ritual familiar que llena de emoción a los niños, porque la Navidad es, sobre todo, una fiesta infantil que les entusiasma y la esperan.
En Riobamba, es la temporada de los pases del Niño, de las novenas barriales, institucionales y familiares en la que se funde la generosidad de los anfitriones, los villancicos, la reflexión colectiva de pasajes y textos bíblicos, los compromisos para la semana y otras iniciativas de convivencia, familiaridad y amistad. En el caso del Pase del Niño que se lleva a cabo el 6 de enero en honor al Niño Rey de Reyes, una celebración subyacente de fe y religiosidad, cada año va cobrando más relevancia y presencia nacional, sobre todo a partir del 2018, año en que esta fiesta religiosa y popular, una de las más representativas de la cultura de la ciudad y del país, fue declarada patrimonio cultural inmaterial de Ecuador.
Lamentablemente, el legado de este año 2024 que está por terminar deja un saldo negativo en muchos aspectos: la inseguridad a causa del auge delincuencial que últimamente se ha convertido en una constante y creciente amenaza a la sociedad ecuatoriana; los apagones que han dejado pérdidas por miles de millones; en lo político, el arranque la campaña política, la pugna entre la Vicepresidenta y el Presidente, el distanciamiento del ejecutivo con el legislativo; y en el plano internacional, la toma de la Embajada de México. Ojalá que el 2025 venga con mejores perspectivas políticas, sociales, económicas y lo más esperado, al momento, sin apagones.