Desocupación en Latinoamérica: la pandemia afectó con mayor intensidad al empleo de los jóvenes

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Las medidas destinadas al control del COVID-19 desde marzo del año pasado han afectado la actividad económica de los países provocando altos niveles de desempleo. Según el informe Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe -elaborado por la CEPAL y la OIT-, la franja etaria más afectada por las bajas y los despidos es la de los jóvenes de hasta 24 años.
La pérdida de puestos de trabajo afectó en mayor medida a los jóvenes, cuya tasa de ocupación se redujo 7,8 puntos porcentuales en la región

Esto se debe, en parte, a que suelen tener mayor inserción en actividades informales y precarias, que se vieron gravemente afectadas por la crisis sanitaria. En promedio, la informalidad laboral entre los jóvenes de América Latina asciende al 67,5%.

Los datos del informe son consistentes: la tasa de desocupación juvenil pasó del 27,3% en el segundo trimestre de 2019 al 30,8% en el mismo período de 2020, mientras entre los adultos dicho indicador aumentó del 8,4% al 10,3%.

Es habitual que en los períodos de crisis económica las medidas de ajuste sobre el empleo impacten especialmente a los jóvenes. Esto se debe a que las empresas interrumpen la contratación de nuevos trabajadores y, al empeorar el contexto, comienzan a despedir a los empleados con menor experiencia y antigüedad. Además, los sectores económicos más afectados por la situación pandémica, como la hotelería, el comercio y la construcción, son también aquellos en los que hay mayor porcentaje de trabajo juvenil.

Por otra parte, según un estudio de la Universidad de Chile, que indaga sobre las emociones predominantes durante la pandemia, los jóvenes mostraron mayor tendencia que los adultos y los ancianos a experimentar tristeza, soledad y angustia durante esta etapa. La sensación de empeoramiento de las condiciones de bienestar y salud mental también fue mayor en esta franja de entrevistados.

Si bien no es posible saber lo que efectivamente ocurrirá con los jóvenes que han pasado a la inactividad durante la crisis actual, es muy probable que el proceso de reactivación sea lento y prolongado. Por otra parte, puede ocurrir que en el período de reactivación las empresas busquen personal experimentado, lo que no favorecería la contratación de jóvenes.

Un escenario esperanzador lo constituyen aquellas empresas que han digitalizado sus procesos para poder funcionar de forma online a través de proveedores de web hosting. En estas modalidades de trabajo remoto y marcadamente virtual muchos jóvenes pueden hacer uso de sus conocimientos como nativos digitales y aportar valor a distintas marcas de carácter nacional e internacional. Estos negocios son potenciales empleadores de menores de 25 años y fomentan su inserción laboral.

Sin embargo, ante este panorama el estudio señala la importancia de la implementación de políticas públicas orientadas a mejorar la empleabilidad de los jóvenes y facilitar su ingreso o reingreso al mercado. Buenos ejemplos de ello serían  las capacitaciones, pasantías, opciones de recalificación o reconversión laboral y especialmente formación en habilidades digitales, competencias de alta demanda en el mercado.

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