EDITORIAL
Por decisión del soberano, las provincias y cantones ya tienen, en la mayoría de los casos, nuevos prefectos y alcaldes, pues son pocos los reelegidos a nivel nacional. En este contexto, los nuevos líderes provinciales y cantonales, si no lo tienen, deben ir armando a la brevedad posible sus equipos de trabajo para una transición ordenada y democrática del mando.
Pero, sobre todo, prefectos y alcaldes electos deben ir conociendo la real situación con la que se van a enfrentar al tomar posesión de sus cargos. Sería iluso e improcedente esperar hasta mayo para comenzar a empaparse de la realidad. Lo justo y democrático, así como urgente es que los alcaldes entrantes y salientes, junto con sus equipos de gestión, tengan sesiones de trabajo a fin de consensuar y ganar tiempo en las iniciales acciones administrativas y en los principales programas a ponerse en marcha.
En el caso de Riobamba, el nuevo Alcalde debe contar con un equipo competente, pero sobre todo honesto que le garantice a la ciudad agilidad, transparencia en la administración en función de que las propuestas de campaña no sean letra muerta. Porque la ciudadanía tiene el derecho y la obligación cívica de hacer un seguimiento, una permanente veeduría en torno al plan de trabajo que, a partir del triunfo electoral, no solo pertenece al escaso 20% de sus electores, sino también a la mayoría (80%) que escogió otras opciones; porque ahora, John Vinueza es el Alcalde de todos los vecinos del cantón Riobamba y su accionar administrativo no debe ser politizado.
Más allá de sus propuestas de campaña, hay temas urgentes que merecen la atención inmediata de la nueva administración: la inseguridad en avance, el agua potable (Proyecto Maguazo), la basura, la movilidad en el centro histórico (parqueaderos), el trabajo sexual en el Parque Alfaro y otros. ¿Y por qué no sesiones de trabajo con los concejales electos?
