ALUVIÓN
Las intensas lluvias que desde hace días azotan la provincia de Tungurahua, han dejado un rastro de estragos y dolor en varias localidades, el 9 de enero Ambato despertó bajo un torrencial aguacero que transformó la avenida Bolivariana, cerca del redondel de Terremoto, en un devastador aluvión que sepultó una vivienda, dejando a una comunidad conmocionada por la muerte de un adulto mayor.
El golpe más devastador de la naturaleza se sintió en la parroquia San Fernando, ubicada a unos 40 minutos del centro de Ambato en la comunidad de San Isidro Tambaló, un aluvión arrasó con todo a su paso durante la noche, sepultando una vivienda bajo toneladas de lodo y escombros. El sonido ensordecedor del aluvión despertó a los moradores, quienes, alarmados, corrieron hacia el lugar del desastre.
En el interior de la vivienda afectada se encontraba un adulto mayor, quien no logró escapar a tiempo. La comunidad, conmocionada, se organizó de inmediato para enfrentar la tragedia. En una muestra de unidad y fortaleza, entre vecinos y amigos del dueño de la casa, se unieron en una minga comunitaria.
Equipados con palas, palos y sus propias manos, trabajaron incansablemente junto a los bomberos para remover el lodo y los escombros. Cada pala de tierra retirada era un acto de esperanza, aunque el desenlace no fue el esperado.
Tras varias horas de arduo esfuerzo, lograron recuperar el cuerpo sin vida del adulto mayor. La tristeza invadió el lugar, pero también se sintió el consuelo de la comunidad unida en el dolor. En respeto a sus tradiciones, los comuneros decidieron no trasladar el cuerpo al Centro Forense y lo llevaron directamente para realizar el funeral.
Este desastre pone de manifiesto la vulnerabilidad de muchas localidades de Tungurahua frente a los embates de la naturaleza. Las autoridades locales han hecho un llamado a los habitantes para que se mantengan en alerta ante la posibilidad de nuevos deslizamientos o aluviones y tomar las medidas adecuadas.
Mientras tanto, en San Isidro Tambaló, la comunidad intenta recuperarse del impacto emocional y material del desastre. Las lluvias continúan, y con ellas, la incertidumbre. Sin embargo, lo que también permanece es la solidaridad de una comunidad que, unida, enfrenta las adversidades con valentía y esperanza.