Desde el sur de la provincia: la construcción del hospital, una historia de nunca acabar

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Artículo de opinión II Galo García Idrovo

La salud y la educación son los pilares sobre los cuales se debe sostener cualquier sociedad por más paupérrima que se considere. Si de medir el índice de necesidades básicas insatisfechas se trata, con toda seguridad y así no han confirmado muchos estudios realizados, nuestra provincia, está considerada como una de las menos atendidas entre todas las de la república. Si profundizamos este estudio, existen concretamente, dos cantones que se alzan con el trofeo de los peor atendidos: Guamote y Alausí. Largo sería enumerar lo que sucede con otros índices, en esta oportunidad me concretaré a lo que sucede con el hospital de Alausí.

El hospital con el que se cuenta hasta la actualidad, fue como producto del esfuerzo de sus propios habitantes, más concretamente de muchas mujeres, que se fajaron bien los pantalones, aunque en ese entonces no se tenía esa costumbre. Encabezadas por Ana Guerrero, Adela de Cattani, Corina Wolf y muchos más, emprendieron, halla por el año 1.917 del siglo anterior, llevar adelante esta titánica obra. Y lo consiguieron, cuando se inauguraba el 13 de noviembre de 1.949, el servicio a la comunidad. Para ese entonces, se convirtió en un lunar de asistencia médica en todo el sur de la provincia de Chimborazo e inclusive parte de la población de las provincias de Cañar y Guayas. Fue tanta su influencia que se le consideró como un hospital regional, llegando a albergar sobre los cien pacientes.

Lamentablemente nuestra ciudad, en el mes de abril de 1.961, fue sacudido por movimientos telúricos de gran intensidad que provocaron serios daños en la estructura de muchos edificios públicos y privados. El hospital fue uno de ellos. Sometido a obras superficiales que daban la apariencia de seguridad, se llegó incluso, a prohibir su utilización la planta superior.

Emprender en un serio compromiso para buscar una solución, se convirtió en una prioridad. En el año 1.975, Gobierno Militar del general Guillermo Rodríguez Lara. Se aprovechó que ministro de salud, era el doctor Gil Bermeo Vallejo, nativo de la ciudad de Chunchi. Una vez que visitó el hospital, y consciente de la necesidad de su remodelación, se abrigó la esperanza, de que por fin había llegado el momento soñado; poder contar con un nuevo hospital.

Han pasado 45 de años de esta historia y las cosas siguen, no igual, sino peor. Todos están conscientes de esta necesidad a tal extremo que desde hace ya cuatro años permanece en nuestra ciudad el Hospital Móvil No 2 del Ministerio de Salud, con la finalidad de paliar en algo esta urgente necesidad.

Uno tras otro ha desfilado funcionarios de todo rango, desde un malagradecido que fungió de presidente de la Republica, que públicamente ofreció su construcción, hasta otro que en su condición de vicepresidente constató personalmente y las cosas siguen igual.  No se diga de otros funcionarios de menor cuantía que solapadamente se escudan en esta necesidad para ganar protagonismo y presentarse como firmes defensores de esta obra.

Se acercan las elecciones, mi invitación es a no olvidar el pasado, porque se convierte en el mejor maestro de la razón por que la nos encontramos en la situación actual. La gente que habitamos estos sectores ubicados en el sur de la provincia, también somos parte de la provincia y de la patria y lo que es más somos buena personas que muchas veces nos dejamos engañar por los cantos de sirena. Rompamos esa pervertida frase que alude que: LOS PUEBLOS TIENEN LOS REPRESNTANTES QUE SE MERECEN. 

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