EDITORIAL
Cuando el paro, la conspiración, las acciones concertadas, la traición al pueblo se pusieron al acecho para dar un golpe artero a la democracia, a la paz social, al país y su desarrollo y progreso; cuando hay infiltraciones peligrosas en la protesta social con claras intenciones golpistas, cuando el vandalismo y el irrespeto es llevado a límites intolerables; cuando muchos de los líderes de la década anterior se encuentran prófugos, refugiados en embajadas, con procesos judiciales por corrupción; cuando 30 fiscales de la Capital se trasladan a Cotopaxi a realizar allanamientos por presuntos actos delincuenciales, cuando faltan medicinas en los hospitales públicos por muchas razones, ciertamente se hace imprescindible un respiro de confraternidad, de tolerancia ciudadana, de civismo y patriotismo que nos saque del ambiente sórdido, agresivo en el que nos encontramos sumidos.
Hace falta palabras alentadoras que nos guíen a nuevos horizontes, que nos saquen de las aguas turbias y nos conduzcan a realidades más claras y llenos de esperanzas, que aquieten el alma de la patria. Escuchemos esas apalabras alentadoras en la voz de Mahatma Gandhi, el pacifista, el de la resistencia civil no violenta: ‘Voy a seguir creyendo, aun cuando la gente pierda la esperanza. Voy a seguir dando amor, aunque otros siembren odio. Voy a seguir construyendo, aun cuando otros destruyan. Voy a seguir hablando de paz, aún en medio de una guerra. Voy a seguir iluminando, aun en medio de la oscuridad. Y seguiré sembrando, aunque otros pisen la cosecha. Y seguiré gritando, aun cuando otros callen. Y dibujaré sonrisas, en rostros con lágrimas… Y aún en medio de una tormenta, por algún lado saldrá el sol. Y en medio del desierto crecerá una planta. Siempre habrá un pájaro que nos cante, un niño que nos sonría y una mariposa que nos brinde su belleza’.
En esta hora de la patria no necesitamos bloqueos en la Asamblea, ni paros con matices golpistas vengan de donde vinieren; necesitamos paz, democracia, trabajo, respeto a la Constitución y leyes de la República, necesitamos un país unido, no fragmentado.