Editorial
Hoy, 12 de agosto, es el Día Internacional de la Juventud por declaración de la Asamblea General de las Naciones Unidas; es el día de esa edad que desborda energía, vigor, frescura, entusiasmo, que sabe a promesa, a nuevo amanecer, que ama con pasión la verdad y el bien, que anhela una vida plena de belleza y libertad, que se atreve a andar contra corriente y a proclamar con fuerza y entusiasmo sus espacios; que no teme los sacrificios desinteresados; que no conoce de egoísmos; que animosa y vencedora, se llena de esperanza en la construcción de su identidad y de su futuro, más allá de sus excesos naturales , a veces, superfluos, innecesarios.
Y, claro también, es la edad de vivir experiencias de participación política basadas en las ideas revolucionarias donde la cuestión principal es transformar al mundo; mostrando sus cuestionamientos, anhelos, ideales y perspectivas frente al mundo en el que viven. Porque como decía Montalvo “Los revolucionarios nunca han sido viejos”
Y es que el comportamiento colectivo de los jóvenes ha tenido distintos efectos sobre la cultura a lo largo del tiempo porque van en contra de las tendencias y formas sociales en las que conviven, son revolucionarios en aspectos morales, sociales e incluso políticos. Son los únicos que se atreven a salir a las calles a manifestar y luchar por sus ideales, a soñar con un mundo mejor; y con sus palabras, acciones, pensamientos se convierten en protagonistas de cambios, arquitectos de mejores destinos, entes capaces de cambiar la historia. Con toda razón un expresidente del Ecuador pidió a los jóvenes que “no le tengan miedo a la política y entren en ella para que la adecenten porque si no, lo harán los mañosos y los mafiosos”
La juventud, esa edad maravillosa, merece un espacio, un rol más importante dentro del convivir ciudadano. Temas de interés social como la educación, el empleo, la salud física y mental, el uso indebido de drogas, la delincuencia juvenil inciden fuertemente en el desarrollo de la comunidad nacional y mundial a través de la inclusión de la población juvenil como agente de desarrollo y cambio para los pueblos.