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sábado, marzo 15, 2025

Día Internacional de la Mujer 

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Hoy, 8 de marzo, Día internacional de la Mujer es bueno que esbocemos algunas reflexiones sobre las “mujeres divinas”. Pero no vamos a referirnos a la mujer estereotipada del mundo de la televisión o del cine. Damas hermosas y respetables más por su talento que por su peinado y su maquillaje, por su cirugía que congela su expresión, por su sonrisa forzada y alegría fingida, por sus senos exuberantes y caderas prominentes. Tampoco hablaremos de Miss Universo o las reinas de barrios y ciudades que recibieron la corona consagratoria, más por sus respuestas inteligentes y su expresiva belleza que por sus seductoras curvas.

En homenaje a la mujer en su Día, hablaremos de la mujer ideal, aquella con la que decidimos compartir la vida entera, más allá de su estatura física, de su peso, de su envoltura, del desgaste externo que viene con los años; pero que cada día crece en valía espiritual, en sentimientos generosos y profundos, en perfección.

Pero también es oportuno que en este día nos refiramos a algunas mujeres forjadoras de nuestra historia. A Manuela Cañizares, luchadora de la independencia; a Manuela Espejo, precursora feminista del periodismo; a Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador; a Dolores Veintimilla de Galindo, la que decidió morir por amor; a Matilde Hidalgo, la primera mujer ecuatoriana que ejerció el derecho a votar; a Tránsito Amaguaña y Dolores Cacuango, activistas feministas del pueblo indígena, a Diana Salazar, Fiscal General del Estado que está haciendo historia  por su  frontal lucha contra la corrupción que azota al país.

Quedan fuera de esta lista de gloria las mujeres abandonadas, las traicionadas, las madres solteras, las trabajadoras dentro y fuera de casa, la niña del alba y la anciana del ocaso, la que está en formación y la que fue deformada, prostituida. Quedan muchas más. Pero todas son “mujeres divinas”, fuentes de amor, enriquecidas de ternura, pletóricas de inteligencia y firmeza.

Son más de la mitad de corazones que laten en el mundo: madres, abuelas, hermanas, esposas, hijas, tías, sobrinas, cuñadas, amigas, compañeras de trabajo, que históricamente han sido discriminadas porque las leyes hicieron y siguen haciendo lo suyo. ¿Cómo entender, entonces, que todavía en pleno siglo XXI, hay países en los que la mujer requiere venia del marido para laborar, en los que la ley les obliga a obedecer al hombre, en los que no hay leyes contra el acoso sexual y otras realidades   discriminatorias?

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