Como es costumbre en Ecuador, hay numerosos candidatos a la Presidencia de la República. El Consejo Nacional Electoral (CNE) registró 16 binomios, dos mujeres y 14 hombres. Quito, la Capital, considerada el centro político del país, no tiene un candidato nacido en sus lares. Diez de los aspirantes son guayaquileños y los demás son oriundos de Loja, Cuenca, Santa Elena y Ventanas. Daniel Noboa, nuevamente, es el más joven de todos.
Los dos candidatos favoritos, Daniel Noboa y Luisa González, se encuentran en plena campaña anticipada, al igual que el resto del pelotón que está a mucha distancia de los primeros. De suerte que, tal como van las cosas, Noboa y González, con seguridad, pasarán a la segunda vuelta.
Los seguidores de Noboa confían que no habrá repechaje, porque tienen la confianza de que su líder ganará la presidencia en la primera vuelta. Para ello, cuentan con el voto juvenil que aporta un significativo porcentaje y el voto anticorrea que, al parecer crece cada día como consecuencia de ciertas acciones de los líderes revolucionarios, que están moviéndose entre la desesperación y angustia, porque el gobierno ha logrado hasta ahora, torear con cierto éxito la violencia, la inseguridad, el desempleo, la migración, los apagones, el conflicto con la vicepresidente, la toma de la Embajada de México, y ciertos errores de Noboa, que pese a todo, sigue siendo el favorito.
Por su parte, Luisa González y sus adeptos afincan sus esperanzas de llegar a Carondelet en la desmemoria de los ecuatorianos respecto de lo que fue la década del correísmo que, según sus adversarios significó corrupción, alianza con la guerrilla, entrega del petróleo a Petrochina y otras empresas, venta de las Fábrica de Cemento Chimborazo y Guapán, destrucción de gremios y organizaciones de estudiantes, profesores, obreros, campesinos, indígenas, montubios, profesionales; incremento exponencial de la deuda pública y unos cuantos etcéteras más. El correísmo considera que ha superado el mal recuerdo de su gobierno y la corrupción, la imagen de políticos de sus filas condenados en Estados Unidos, los excesos verbales de su caudillo, la vergüenza de sus asambleístas, la conexión con miserables dictadores como Maduro y otras linduras de la década perdida.
En todo caso, en el mes de campaña electoral que se inicia oficialmente desde mañana, hay algunos temas cruciales que los candidatos favoritos y los del pelotón que vienen muy atrás deben abordar con absoluta seriedad, transparencia y patriotismo: relaciones con EE UU bajo la presidencia del Trump y con el Fondo Monetario Internacional, inseguridad, empleo, apagones…