Mañana, 1º de octubre, se recordará el Día del Pasillo Ecuatoriano, decretado por el gobierno de Sixto Durán Ballén, en 1993, en homenaje al inmortal Julio Alfredo Jaramillo Laurido, más conocido como J.J., quien nació en esa fecha en 1935.
Si bien el Ruiseñor de América, Míster Juramento, el Sentimental de América o simplemente J.J. interpretaba con maestría boleros, valses, tangos y otros géneros, es la magia del pasillo que penetró en lo profundo de su alma y sentimiento para posicionarla a nivel continental con toda la prosapia y galanura, y los dos, pasillo y J.J. se inmortalizaron juntos. De hecho, Míster Juramento preside el firmamento de la esteralidad y la gloria que con el pasillo alcanzaron figuras como Carlota Jaramillo, el Dúo Benítez y Valencia, los Hermanos Miño Naranjo, Fresia Saavedra, la argentina, nacionalizada en Ecuador Olga Gutiérrez, el Trío Los Brillantes…
La inspiración y creatividad de compositores de la talla de Nicasio Safadi, Carlos Rubira Infante, Angel Leonidas Araujo Chiriboga, Enrique Espín Yépez, Gonzalo Vera Santos y otros encontraron en las cuerdas vocales, el timbre, la voz, la tesitura del Ruiseñor de América, el instrumento perfecto para la interpretación de sus maravillosas creaciones. Y el pueblo ecuatoriano, sobre todo la población adulta, hizo de Sombras, El alma en los labios, Guayaquil de mis amores, Historia de amor, Tú y yo, Esposa, Invernal. El aguacate y otras, íconos de sus ensueños y romances, de sus serenatas de amor, de sus vivencias. Y el pasillo, en la voz de J.J. pasó a convertirse en elemento constitutivo de nuestra identidad nacional, en un tesoro de nuestro patrimonio cultural.
Sin la voz de J.J., las nuevas voces de Juan Fernando Velasco, de Daniel Páez, de La Toquilla, de los Hermanos Núñez, de Paulina Tamayo, el pasillo no habría vuelto al escenario nacional, el alma juvenil ecuatoriana seguiría alienada de ritmos extranjeros, y en un estado mental caracterizado por una pérdida del sentimiento de la propia identidad musical.
