El próximo domingo

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Son   más  de 81 mil candidatos  que  aspiran,  anhelan fervientemente  que el próximo domingo  se concreten sus sueños de llegar a dirigir  alcaldías, prefecturas, concejalías y juntas parroquiales del país. Y por primera vez, siete vocales principales y siete alternos del Consejo de Participación Ciudadana. Todos están prestos y dispuestos  “a servir al `pueblo” conforme han venido predicando  durante la campaña y al dar a conocer sus planes de trabajo.  Es posible que muchos de ellos, sin tener posibilidad alguna de triunfo, hayan decidido entrar a esta lid electoral, únicamente movidos por la codicia, la vanidad, la oportunidad  de mejorar su hoja de vida, de escalar posiciones  sociales, “figuretear”, nutrir su ego

¿Qué debemos los electores,  que somos más, hacer frente a esa eclosión de candidatos? Si queremos asumir con responsabilidad  cívica y plena conciencia democrática, todavía hay tiempo para investigar, averiguar, enterarnos sobre sus antecedes personales, su  trayectoria profesional, su formación académica, su experiencia en administración, sus acciones sociales, en definitiva su trayectoria de vida que debe estar signada fundamentalmente de trabajo y honradez, de conducta social prístina, de patriotismo a toda prueba.

 En el  caso específico de los alcaldes, la acción municipal que deben liderar es de gran responsabilidad e importancia en función del bienestar y desarrollo humano de los moradores de su jurisdicción territorial. Los gobiernos municipales, con el alcalde a la cabeza, tienen competencias exclusivas establecidas en la Constitución y las leyes: planificar el desarrollo   cantonal,  control sobre el uso y ocupación del suelo, vialidad urbana, servicios básicos (agua potable, alcantarillado, manejo de desechos sólidos), tránsito y transporte público, salud y educación, espacios públicos para el desarrollo social, cultural y deportivo, patrimonio arquitectónico, cultural y natural, explotación de materiales áridos y pétreos, cuerpo de bomberos, expedición de ordenanzas cantonales…

De ahí la importancia de que el próximo domingo 24 de marzo, más allá de que la corrupción reinante en todos los niveles,  erosione la emoción democrática,  es responsabilidad de todos los electores considerar la mejor opción, porque al fin y al cabo se trata del  propio bienestar, y porque el derecho a elegir lleva implícito el deber  de no equivocarse.

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