En el Ecuador: Los toreros en “Toque de queda”

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EMERGENCIA

Los profesionales taurinos ecuatorianos enfrentan a la pandemia cuidando su salud y sosteniendo su inagotable afición, he aquí algunas experiencias de varios novilleros y toreros ecuatorianos que han pasado el aislamiento en medio de prácticas taurinas y recuerdos de muchos festejos junto a  familiares y amigos.

Santiago Aguilar, aficionado taurino, señaló que la larga etapa de confinamiento domiciliario que vive buena parte de la humanidad a pocos sectores afecta con tanta fuerza como a la industria taurina. La cancelación de los festejos en todo el orbe, impone que los toreros permanezcan en casa guarecidos de las asechanzas del invisible bicho.

Es el caso del matador de toros Álvaro Samper que dedica buena parte de la jornada al suministro de insumos para la crianza de ganado bovino, una de las pocas actividades autorizadas por formar parte de la cadena productiva de alimentos. Las horas de la tarde las consagra al tono muscular y al toreo de salón. La bicicleta estática y la caminadora reemplazan a los senderos rurales y, en su pequeña plaza, se repiten los lances y los pases.

El estudio en el último ciclo de la carrera de ingeniería ambiental, acapara el horario de José Andrés Marcillo, diestro que tomó la alternativa en Latacunga el pasado diciembre. Las clases online llenan sus mañanas. A media tarde aflora el torero en una exigente preparación; siete kilómetros de trote, más rutinas específicas y doscientos cincuenta abdominales completan el paquete de gimnasia. Al entrar la noche las suertes y las faenas se repiten dibujando, una y otra vez, aquel trasteo cumbre.

En su Riobamba natal el matador Julio Ricaurte se pone en pie al amanecer. Unos minutos de oraciones anteceden al desayuno y a la jornada matutina de manejo de capote y muleta en la terraza de su domicilio. A las diez, se suma a las tareas del hogar previas al almuerzo. El cuidado físico se completa en la agenda vespertina; flexiones y estiramientos reclaman a los músculos fuerza y elasticidad. En la noche los videos de grandes faenas ocupan su tiempo como la lectura de temas de contenido social. Al ir a la cama un vistazo a los avíos y a los sueños, por hora, incumplidos….(continuará) (16)

Muy cerca de allí, los hermanos Pacha capean el temporal con inacabable afición. José, matador de toros que se anuncia como José del Río, comparte el taxi que le ofrece manutención con Javier, el banderillero conocido como “Patatas”. En la mañana el espada cuida su alimentación con el consumo de frutas y cereales. Tras conducir por calles y avenidas, toma los trastos en exigentes series de capote y muleta. Por la tarde las recomendaciones de un entrenador son seguidas con disciplina en variados circuitos buscando resistencia y potencia. El ciclo se cierra con los indispensables videos taurinos y el juego de cartas con su familia.

El tanto Javier, “Patatas” el rehiletero, da lustre a su apodo, abriendo el día con la primera porción de papas fritas y ensalada. A media mañana el deporte se suma a los aplicados ejercicios con el capote y, en especial, a decenas de pares de banderillas prendidos en el carretón, no en vano hoy por hoy es considerado el mejor subalterno local. Tras el almuerzo que incluye el infaltable tubérculo, retoma la dinámica de mantenimiento y preparación. Al final del día, una frugal cena desde la que atiende las noticias sobre el curso de la pandemia.

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