HAZLE EL QUITE A LA OBESIDAD

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Héctor Cárdenas Mazón

Eres lo que comes, reza un dicho popular con el que en distintas campañas de salud en América Latina buscan hacer un llamado de atención frente al creciente número de personas obesas y sobre los riesgos de las enfermedades asociadas al sobrepeso. Estudios epidemiológicos evidencian que en poblaciones latinoamericanas 45 por ciento de los hombres y 38 por ciento de las mujeres presentan algún tipo de obesidad o sobrepeso.

Si hay un factor clave en el control del peso es, sin duda, la fidelidad a una dieta variada y equilibrada, acompañada siempre de ejercicio físico. No obstante, hay ciertos truquillos que pueden ayudar a mantener a raya la báscula.

La revista BMJ,  British Medical Journal, nos indica el truco para evitar  la obesidad:

  • Comer despacio
  • Evitar refrigerios tras las meriendas
  • No ingerir nada en las dos horas antes de ir a dormir.

Así lo han constatado en un trabajo basado en datos de alrededor de 60.000 personas con diabetes en Japón. Por sus circunstancias, este grupo se sometía a chequeos regulares y, tras cinco años de seguimiento, los autores del estudio observaron que aquellos que ingerían más lentamente, tendían a llevar estilos de vida más saludables.  Según los expertos, esta asociación entre velocidad y peso se debe a la sensación de saciedad y plenitud. Es decir, el sistema digestivo está relacionado con el sistema nervioso central, de forma que a medida que se va ingiriendo, el cerebro segrega unos neurotransmisores (sustancia química cuya principal función es la transmisión de información de una neurona a otra) que indican saciedad. Si el individuo come muy rápido, no le da tiempo a ser consciente de esta plenitud, por lo que continúa comiendo lo que tiene a su disposición. Por eso se recomienda dedicar no menos de 25-30 minutos a las comidas, dejar que pasen cinco minutos entre plato y plato, por ejemplo.

El Dr. Luis Escobar, especialista en Endocrinología, Metabolismo y Nutrición Clínica dice: “una trituración lenta es clave para la buena digestión. Mejora el metabolismo, el gasto energético y elimina calorías”. Y sobre todo, agrega Escobar, reduce problemas digestivos como gastritis, reflujo gastroesofágico e incluso hernia de hiato.

En cuanto a evitar refrigerios inoportunos después de la cena, 2 horas antes de ir a dormir, ocurre algo parecido. “Hay que dar tiempo a que se complete la digestión antes de ir a dormir, por el buen funcionamiento digestivo, para evitar reflujos u otras molestias”, apunta Escobar.

El dicho popular que todos conocemos “Desayuna como un Rey, almuerza como un Príncipe y cena como un Mendigo” ha sido confirmado por estudios que además, muestran sus grandes beneficios a la hora de perder peso y mantener el descenso logrado por un largo tiempo repercutiendo favorablemente en el peso corporal.  Es cierto que conviene realizar una dieta ligera en las cenas. Al fin y al cabo, “la noche es el momento del día en el que menos alimentos requerimos”.

En definitiva, lo mejor es sentarse a la mesa con tiempo y con ganas de disfrutar de la comida sin grasas saturadas, ingerir despacio, buscar una compañía grata, escuchar una música ligera. Y evitar comer cualquier cosa, 2 horas antes de irte a dormir.

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