Los afiliados al Instituto de Seguridad Social de la tercera edad (y de todas las edades), cuando acuden a los dispensarios en procura de atención médica se encuentran dolorosamente ante un proceso marcado por alternancias entre atenciones, esperas y postergaciones, sin contar con las toma de muestras, exámenes, resultados, consulta con el especialista, de suerte que, entre la primera visita por alguna enfermedad que generalmente es urgente en esa edad y resultados finales, debe esperar algunos meses hasta conocer la gravedad de su enfermedad y las alternativas terapéuticas e iniciar los respectivos tratamientos, si es que en ese víacrucis no les ha llegado la parca.
Hay que decirlo, los servicios médicos y hospitalarios del IESS, durante muchas décadas ofrecieron atención excelente y oportuna, tanto interna como externa; nunca faltaron medicinas y el trato a los pacientes por parte de distinguidos profesionales también era de primera. En definitiva, el IESS gozó, durante muchos años, de aceptación, seguridad y prestigio por la eficiencia del personal y los servicios médicos y hospitalarios. ¡Qué tiempos aquellos!
En el tema de la salud, lamentablemente, en los últimos años, a criterio de analistas y afiliados, “el sistema parece agotado, sobresaturado y desbordado” como consecuencia de políticas inapropiadas, demagógicas y antitécnicas por parte de gobernantes de turno que hicieron de los fondos del IESS caja chica y de directores irresponsables y corruptos. Uno de ellos, ahora, anda prófugo luego de perpetrar, presuntamente, un asalto millonario a los fondos de los afiliados.
La actual situación del IESS, más allá de la construcción e inauguración de edificios para el área médica sin equipos y sin personal especializado, reclama de manera urgente una reestructuración radical y urgente desde una visión estrictamente técnica, especialmente en dos aspectos: en la atención de salud y en la previsión y provisión de fondos para la jubilación que, por políticas y administraciones nefastas, a mediano plazo pueden estar a punto de colapsar.
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