INVERSIÓN Y EMPLEO

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Luis Izurieta Escudero

¿Creen que el país alguna vez logre alcanzar el pleno empleo?, esto es cero desempleos, en el que todos los que se encuentran en edad, capacidad y voluntad de trabajar tengan un puesto de trabajo. La respuesta es no. En rigor,  el pleno empleo no existe en ningún país del mundo.  Esto suena a esperar que haya cero corrupciones.

La gente que no trabaja no produce, cuyo costo de la producción no generada es alta. Se estima que por cada 1 punto de aumento del desempleo,  se reduce 2 puntos la producción del país. Y por cada año de fuerte recesión, la producción puede disminuir entre 3 y 5 puntos. A nivel individual y familiar el desempleo anula el consumo y descalabra el relativo bienestar alcanzado

Cuanto más alto es el nivel de empleo, la economía crece más; y a la inversa, cuando aumenta el desempleo (cae el empleo), la economía se estanca,  decrece y puede entrar en crisis general. Empleo y crecimiento de la producción caminan juntos. El primero apalanca directamente el comportamiento del segundo.

En el año 2015, Ecuador en plena recesión, fundamentalmente por desplome de los precios del petróleo, al tiempo que el desempleo creció 1.5 puntos (de 4.5% al 6%), 500 mil sin trabajo, la producción decreció 3.4 puntos al pasar del 3.5% al 0.03%, entre el 2014 y 2015. Para el 2017, la situación mejora al crecer la economía en el 2% y bajar el desempleo al 5%, aunque perniciosamente el subempleo recrudece acompañado del asfixiante déficit fiscal.

Si bien el empleo determina la magnitud de la producción (grado de crecimiento económico), la inversión (pública y privada) interviene como matriz de ambas. A mayor inversión el empleo aumenta y se activa la producción. El cómo atraer la inversión para crear empleo es el galimatías en el que se encuentra el gobierno, considerando que los inversionistas únicamente buscan rentabilidad y seguridad para su dinero, sin pensar en crear empleo de buena o mala calidad.

El galimatías (la gran dificultad) radica en que después de crear (facilito) vía decreto ejecutivo un comité estratégico de promoción y atracción de inversiones como política de Estado, le corresponde al gobierno obligadamente negociar con los inversionistas nuevos tratados que “garanticen y protejan las inversiones extranjeras”, por constituir la primera condición que  interponen antes de consignar alguna inversión en el Ecuador.

Prosigue el galimatías porque resucitar los tratados de inversión alineados con los inversionistas conlleva modificar la constitución recurriendo a la Asamblea. En los últimos 11 años el Ecuador ha pagado cerca de 21 mil millones de dólares derivados de conflictos e incumplimientos de los viejos tratados bilaterales de Inversión, firmados en los años que precedieron al 2007.

No hay país libre del desempleo.  Según la Comisión Económica para América Latina-CEPAL, el desempleo regional llegó al 9.1 % en el 2017, superior al 8.9 % contabilizado en el 2016.  En consecuencia, la producción de la región de América Latina-AL creció en el 1.5 % en el 2017, cuando en el 2016 decreció un -1 %.

Crear empleo es una tarea compleja. Los inversionistas nacionales para decidirse a traer el dinero atrincherado en los paraísos fiscales que superan los 20 mil millones, están a la espera de incentivos tributarios y reducción de impuestos, así como  cambios laborales que les permita reducir los costos de la mano de obra.  Presionan para que estos estímulos consten en el programa económico de reactivación a presentarse a fines de marzo.

Los gobernadores, alcaldes y prefectos deben asumir con prioridad y urgencia la responsabilidad de generar empleo y trabajar con los empresarios impulsando inversiones, industrialización y emprendimientos. Formular metas de empleo para reducir la pobreza y el estancamiento que padecen nuestras pequeñas ciudades.  Que trabajen por más empleo, más inversión y menos corrupción.  ¿Cuál de estas tres tareas podrán cumplir?  Muchos dicen ninguna. ¿Y usted?

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