Años atrás, el gobierno nacional instaló una campaña en diciembre que buscaba combatir la mendicidad en los días previos a Navidad. La iniciativa ha tenido varios nombres, pero el concepto siempre ha forjado una tendencia proyectada a evitar que niñas, niños y adolescentes se ubiquen en zonas de alta concurrencia mendigando dinero.
A través del Ministerio de Inclusión, Económica y Social el programa ha movido funcionarios públicos a las calles para brindar acompañamiento y asesoría a los menores y sus familiares. Pero ha sido paradójico que en los últimos años es cuando más gente se ha visto mendigando en cerreteras, semáforos y exteriores de centros comerciales.
Este año, el gobierno del presidente Guillermo Lasso ha hecho lo mismo. Le cambió de nombre a la campaña y seguro, aunque en menor cantidad, habrá servidores públicos cazando niñas, niños y adolescentes.
¿Pero cuánto hemos erradicado como país la mendicidad infantil, o solo nos acordamos en diciembre, el mes de la felicidad y de los gestos hipócritas que se aplauden porque son días de alegría y paz aparente?
Es más probable que en los primeros días de enero de 2021, y de los demás meses del año, los mismos menores estarán en los lugares donde ya se ha hecho habitual que rueguen por una dádiva.