Entre momentos accidentados, la Asamblea Nacional designó a su nueva vicepresidenta en lugar del puesto que dejó vacante Bella Jiménez. Se trata de Yeseña Guamaní, de Izquierda Democrática, el mismo movimiento que auspició a su antecesora defenestrada por supuestos actos de corrupción que aún se investigan en la justicia ordinaria.
Lo más llamativo de la elección fue el acuerdo que armaron todas las fuerzas políticas del Legislativo, hasta los rentables independientes, a excepción de la bancada correísta UNES. Sus legisladores se quedaron viendo a todos lados y en medio de la molestia abandonaron el hemiciclo porque, además de ser una derrota política que suma a su historial –aun siendo el grupo parlamentario más numeroso– recibieron ataques y cuestionamientos permanentes de Yeseña Guamaní y del asambleísta gobiernista Juan Fernando Flores.
El Gobierno ha dado muestras de que si se lo propone sí puede lograr una mayoría en la Asamblea, así eso le cueste ‘repartirse’ la gobernabilidad a nivel nacional y en territorio. Ya en poco se conocerá el movimiento de piezas en espacios importantes.
Izquierda Democrática se salió con las suyas y puso nuevamente un Vicepresidente. En el seno del Legislativo las cosas también tomarán una nueva cara. Pero es innegable que el principal vencedor de este capítulo del juego de tronos fue el presiente Guillermo Lasso y sus intenciones.
