LA PATRIA EN PELIGRO

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Desde dicimbre de 2016, el paìs vive en constante convulsión. Casi cada día surgen actos de corrupción hasta el día de hoy. Hay una lista larga de corruptos que en la dècada pasada festinaron el dinero que debió servirnos para paliar el hambre, el desempleo, la falta de educación  y la dotación de un techo a millares de ecuatorianos que sobreviven en situaciones de precariedad.

Ya no es el momento de seguir en la enumeración de los robos, del robo más grande realizado en nuestra historia republicana. El corazón se encoge.

Tras la corrupción en serie ocasionada por el correato, quedamos con los bolsillos vacíos y por encima sujetos a pagar una deuda escandalosa y que se va incrementando cada mes, ahora para pagar el sueldo a 50 000 nuevos burócratas que aparecieron de la nada en estos 9 meses del nuevo gobierno.

Tras la corrupción, el daño moral ocasionado a la patria es inmenso. Ya no sabemos quién es quién. Sentimos el miedo a sucumbir como Cuba o Venezuela. Una densa niebla de amargura cubre el corazón de la patria. Hasta en las familias, el correato introdujo su ponzoña. Si dividió el país entero, cómo no iba a destruír la familia, el motor que nos impulsa a vivir por un sendero de paz.

Nuestra amada patria ha soportado el escarnio de las luchas fratricidas desde el mismo instante en que nacimos como república. El afán de poder se ha impuesto en casi todos los capítulos de su historia. Realmente hay pocos ciudadanos que ostentaron la dignidad de presidentes con honor. Pero, el expresidente  Correa fue el más corrupto de nuestra historia. Nos embobó casi a todos como un encantador de serpientes. Imagínense que una de las maniobras para engañarnos, fue poner nombres rebuscados, incomprensibles, a Instituciones del gobierno y que inclusive trastocó la mente de intelectuales.

Si son 4 mil dólares que cada uno de los ecuatorianos tenemos que pagar por la deuda contraída, y que es impagable, más profundo es el daño moral ocasionado en todos los eventos que nos toca vivir en el día a día. Ya no creemos en los políticos, en los comerciantes, en los profesionales, en lor artesanos, hasta en los sacerdotes.  Ese daño es muy terrible.

Pero no está todo perdido. Tenemos que sacudirnos del peligro.Las flores que nacen en el barro son las más bellas. La unidad de los ecuatorianos es la flor que necesitamos. Finquemos nuestra fe en nosotros mismos, si la patria no ha sucumbido en cerca de 200 años, no ha de sucumbir jamás. Estamos encadenados a conceptos muy grandes de la vida que no perecerán: la libertad, la justicia, la verdad, el derecho a la vida. Los poetas, escritores, cantores, mùsicos, no mueren. ¡Viva la Patria!

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