La seguridad en Chimborazo

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En rueda de prensa, la gobernadora de la provincia, María José Pontón; y, el comandante encargado de la Policía Nacional, brindaron un informe sobre el asalto y hecho de muerte violenta que terminó con la vida de un padre de familia, que trabajaba en una cooperativa de ahorro y crédito. Este crimen, ocurrido en Riobamba, alarmó y espeluznó a una ciudad que años atrás enorgullecía de ser una de las más tranquilas y seguras del país. Ahora, como vemos no es así.

Aunque el oficial de la Policía aseguró que se trató de un episodio aislado, es decir, que no tiene cierta recurrencia en Chimborazo que alguien aniquile a otra persona con un arma de fuego por robarle, el servidor policial se refirió a que muchos de los robos que ocurren en la provincia son “delitos de oportunidad”. Esto quiere decir que nosotros, los ciudadanos, damos la oportunidad de que nos roben. En analogías deberían entenderse así: más o menos cuando algunos irracionales aseguran que si una mujer sale con falda a la calle, está pidiendo que la ultrajen (?).  

Eso de sortear las preguntas de los periodistas con ligereza es una vieja práctica política, pero no de las autoridades encargadas de brindar seguridad. 

No es noticia nueva, pero en Riobamba la inseguridad camina con pasos de gigante. Muchas deudas tienen las estrategias de control, las fallidas, las que se quedan a medias y las que no se ejecutan. Lugares, que incluso son patrimoniales y representativos, como la Plaza Alfaro, son escenarios llenos de peligro y zozobra. Es hora de que las autoridades trabajen con seriedad y pensando en resultados.

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