LOS ERRORES DE LA EDUCACION UNIVERSITARIA

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Se afirmaba que “la inteligencia superior consistía en la amplia facultad de asociación por similitud”, pues esto quedó atrás con la aparición de la teoría de las Inteligencia Múltiples. Recordemos que el psicólogo francés, Alfred Binet creó los test de inteligencia para medir la capacidad de (A/C) niños que requerían atención escolarizada especial, hace ya más de cien años. Hoy se los sigue utilizando para medir el coeficiente intelectual de personas normales para el ingreso a las instituciones de educación superior: Si el estudiante no logra el puntaje requerido pierde la oportunidad de seguir una carrera en la universidad ¿Qué les parece? Lo peor es que nos han hecho creer: que los más “inteligentes” son los que deben estudiar una carrera. Les pregunto ¿Es más inteligente aquel que obtiene un determinado puntaje en una prueba de IQ? La respuesta es, no; y les explicaré por qué: se considera inteligente a una persona cuando da a la luz creaciones insospechadas, no por la reproducción de los aprendizajes; de modo que la memorización de información no constituye en modo alguno relevancia en la capacidad para solucionar problemas en el menor tiempo posible. Debemos recordar que el hipocampo es parte de la base de la inteligencia, pero no es el área cerebral de la que depende la creatividad. Es importante reparar en lo que se conoce como perfil de inteligencia, mismo que consiste en la destreza de una persona en un área determinada del conocimiento. Ahora bien: En América Latina venimos de una educación memorística, esto hace que muchos tengan que sobre entrenar, por decirlo de alguna manera, el área de la memoria, lo que a la postre termina por aislar a los demás sistemas cerebrales de los procesos cognitivos, de modo que la posibilidad de los P/Cg./S es muy limitada como consecuencia del A/M, memorización forzada. El individuo podrá lograr un título universitario, reproducir y aplicar los A/H de conocimientos aprendidos, pero debemos tener muy claro que este no es el fin de la educación universitaria. La impartición de conocimiento en la academia ha de contribuir a mejorar los sistemas cerebrales para la producción de ideas de calidad a partir de los procesos cognitivos superiores, quiero decir con esto: que una persona que obtiene una título académico debe estar en condiciones cerebrales para dar creaciones insospechadas en su profesión; o por lo menos teorizar en la introducción de nociones relacionas con su carrera. Qué diremos: No todos los estudiantes están en condiciones cerebrales de convertirse en científicos. ¿O es la academia la que no ha cumplido su cometido?
Finalmente analicemos aquello relacionado con la penosa realidad de que las universidades otorgan un título solo por los aprendizajes, es decir, por la calificación que se obtenga en la reproducción de la información. En el proceso se complican los aprendizajes, con la intención de mejorar la inteligencia de los estudiantes, sin la más mínima aplicación del principio de parsimonia. Recordemos los que dice un famoso neurocientífico, afirma: “Que un cerebro no es más inteligentes porque más trabaja, sino por la eficacia de su funcionamiento”. Este hallazgo científico nos demuestra que la complicación de los aprendizajes desmejora la calidad natural de las áreas cerebrales relevante de la creatividad. Anotemos también lo que establece Ockham, respecto de: “Escribir de un modo matemático aquello que el sentido común nos dice que es verdad”.
Umar Klert Ghov

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