Realidad de los docentes en tiempos del CORONAVIRUS

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ENTREVISTA

Manuel Segundo Velasco Pérez, docente del Área de  Legua y Literatura (UESTAR), ex docente de la Universidad Nacional de Chimborazo, ex docente de programas de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, Capacitador del Programa Sí profe, ex Editor pedagógico EDIPCENTRO, Ex Editor de Diario Regional Los Andes, autor de auxiliares didácticos en Ortografía y Preceptiva Literaria. Actualmente, miembro de Consejo ejecutivo de la UESTAR.

Según Manuel Velasco, la tarea docente ha sido desde la antigüedad un proceso de crecimiento desde uno hacia el otro y en muchas ocasiones una retroalimentación de los dos; así, las experiencias, el conocimiento, la cultura, entreotros, han constituido los factores que se han diversificado en el tiempo.

La anterior semana participé de una conferencia desde la comodidad de mi hogar, se hablaba de educación. Interesante la propuesta de los expositores de una universidad extranjera, invitados a esta exposición.  Y me nació una duda, ¿y la cercanía?, me planteo esta duda por que la acción educativa se entiende como un interactuar alumno-docente; es posible que alguien se sorprenda que utilice la palabra alumno, al final colocaré el porqué sí corresponde el término.

Decía que mi inquietud se centraba en la “cercanía” de dos agentes educativos que interactúan significativamente y desarrollan una sinergia educativa que trasciende en el laboratorio denominado aula. Y gracias, es ironía, a la presencia de un virus todo lo que hasta el momento era mi forma de vida docente se trizó y el camino que me era usual simplemente se esfumó.

Hemos estado atentos a los pronunciamientos de las autoridades educativas, a los Acuerdos ministeriales, y hasta los comentarios de qué sí o de qué no. Para muchos, quienes no tienen la experiencia de la docencia en sus hogares, no tienen ni la ligera idea de lo que estamos haciendo; unos, buscando cursos online, otros diseñando material para enviar por WhatsApp, otros procurando explicar la tarea a padres de familia que han visto en el celular la forma de llegar hacia quien capitaneaba el proceso de enseñanza, y este recurso es el que ha permitido esa cercanía no física, pero necesaria.

¿Y ahora cómo?, es la pregunta repetitiva que se hace el docente al ver que la realidad que vivimos en “tiempos del corona virus” se podría transformar un celular o un computador en un salón de clase, y así poder alcanzar a explicar a todos sus alumnos lo planificado, y luego poder reunir las evidencias que justifiquen su accionar docente desde su hogar. Es entonces, donde la creatividad aparece como remedio a una necesidad, y asoman “bálsamos” virtuales como Zoom, Teams, Moodle, entre otros. ¿Y la cercanía?, sigue siendo mi inquietud.

Hoy, la tarea docente, se enfrenta a nuevos retos, y en esta ocasión a lo “virtual”; pero, hoy ¿quién no tiene un ordenador?, ¿servicio de internet?, etc. De acuerdo a datos arrojados por la empresa HughesNet, en agosto 2019, el 97 % de los ecuatorianos encuestados se conectan a la red diariamente a través de un celular o smartphone, y un 70 % desde un computador portátil; y una tendencia creciente a hacerlo desde el Smart TV. Pero, no existen o no encontré, datos actualizados para conocer cuál es la cantidad de hogares que tienen acceso a internet, no desde un smartphone, que le permitiría ingresar en un proceso educativo formal en la red. Entonces, si la red constituiría un mecanismo de “cercanía” habría hogares donde no se alcanzaría este objetivo.

Esos nuevos retos, vistos como obstáculos por docentes no tecnológicos, son los que presentan las primeras dificultades para la “teleducación”, en un mar inmenso de información donde el naufragio de usuarios, claves, recursos, bytes, hipervínculos, y tantas cosas son ajenas a la cercanía de Facebook y WhatsApp; y ahora, el docente se convierte en el alumno de una necesidad, la de implementar recursos disponibles en la red y que son de fácil uso para nuestros estudiantes denominados milenios y que tienen implantes de tecnología desde que nacen y esperan que nosotros caminemos a su ritmo. Fuente: Oficina de Comunicación Social de la UESTAR. (16)

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