ARTÍCULO DE OPINIÓN I Por Daniel Soto / El Telégrafo
He leído y escuchado a varios que se hacen llamar expertos en derechos humanos, indicando que se puede o no se puede hacer tal cosa con los terroristas, narcos, sicarios y demás. A veces se lanzan un Twitt ligeramente diciendo que los DDHH son una cosa y no hacen más que confundir, haciendo pensar que no se puede detener la delincuencia o actuar con mano dura, gracias a que los DD.HH. no lo permiten.
Generan confusión porque dan respuestas innecesarias a una sociedad que exige el cese de la delincuencia. Por ejemplo, frente a una balacera en la cárcel esperamos que las Fuerzas Armadas entren a tomar el control del centro, y en ese momento crítico, en algún noticiero sale algún experto en DD.HH. a decir que no es así de fácil, que no se puede, y que los reos también tienen derechos. Lo cual es cierto, pero no es incompatible con parar la violencia.
Para rematar, como los abogados tenemos el ego sobrado, parece que nos gustaría sentirnos más intelectuales cuando nadie nos entiende. En consecuencia, lo único que se logra entender de las conferencias y entrevistas, es que hay que ser muy delicados con los narcos armados, que los DDHH son una traba para el Estado, o que es imposible hacer prevalecer la Ley mediante el uso de la fuerza. Falso.
Las Fuerzas Armadas pueden y deben ingresar a una cárcel cuando el gobierno así se lo requiera. Desde luego, cumpliendo con las disposiciones legales y aplicando los procedimientos establecidos. Así mismo, pueden y deben abatir a los delincuentes, claro, haciendo uso progresivo de la fuerza, no disparando a mansalva.
En las calles las cosas son iguales. Los que están armados y haciendo terrorismo son personas que se esconden cobardemente entre gente inocente. No se tiene certeza de quienes son, y en los casos que se sabe quiénes son, es difícil saber dónde están. Y cuando se sabe dónde están, es difícil saber si en esos lugares hay otras personas que no tienen nada que ver con delincuencia, ancianos, niños, mujeres.
En esos casos no se puede entrar a disparar indiscriminadamente, porque ese no es el procedimiento establecido por la Ley. Los DD.HH. protegen a esos niños, ancianos, mujeres e inocentes, no al delincuente. Así mismo, el procedimiento establecido es el uso progresivo de la fuerza, es decir, si los terroristas no se resisten, no hay por qué matar nadie.
Lejos de ser algo incomprensible para quien no es experto en leyes, los DD.HH. son una declaración de lo más lógica. Cualquiera que lea las cartas y convenciones la entenderá sin más: no abuse de la fuerza, no mate si no es en legítima defensa, entre otras cosas. No hay ciencia.
Donde las cosas se vuelven un poco más complejas, es en el campo judicial. Es justo mencionar que los policías son personas como nosotros, su proceder no siempre es perfecto, a veces cometen errores y atrapan al que no era. Para enmendar esos errores está el derecho de todas las personas a tener un debido proceso, que no es otra cosa que un juicio justo. Eso es un derecho humano.
Luego de atrapar a los bandoleros, la policía los pone a órdenes de la fiscalía para que sean juzgados y si un delincuente queda en libertad, se menciona que es culpa de los DD.HH., cuando la realidad es que suelen forzarse errores que se disfrazan de derechos humanos.
Peor aún cuando los delincuentes tienen cierto peso en el mundo criminal, se permiten amenazar seriamente a los fiscales y sus familias para evitar el impulso normal del juicio. Presionan o compran errores del fiscal para que susabogados puedan alegarlos en las audiencias, y a los jueces no les quede más que declarar la nulidad de aprensiones y procedimientos. Así es como terminan en libertad. Extorsión o corrupción disfrazada de DD.HH.
De vuelta en las cárceles, los DD.HH. no son un free passpara el ingreso de armas, teléfonos celulares y bombas. Esas maravillas se consiguen amenazando y comprando la voluntad de los guardias penitenciarios. ¿No quieres recibir dinero para dejar pasar armas a la cárcel? Foto de tu hijo entrando a su escuela y su respetiva amenaza. Nada relacionado con DD.HH.
La escalada de violencia es el resultado de una toma espeluznante de las calles y en algunos casos de las fuerzas del orden, que lleva al menos una década moviendo más de 20 mil millones de dólares al año. Eso es más del 60% de todo el Presupuesto General del Estado ecuatoriano.
La dificultad de actuar frente a tanta violencia no se debe a que los DD.HH. son un obstáculo, sino directamente a que los narcotraficantes tienen más poder que el Estadoque ha sido conseguido ilegalmente. Nada bajo la tutela ni amparo de ningún derecho humano. En este sentido, lo difícil no es respetar los derechos humanos de los delincuentes, sino atraparlos respetando los derechos humanos de quienes son inocentes.