Raúl Obregón Alvarez
Los actos terroristas son acciones criminales que no pueden tener justificación alguna. Colombia sufrió las consecuencias del terrorismo; los grupos paramilitares, las guerrillas y los carteles de la droga convirtiéndole en un lugar de culto para estas organizaciones.
Casi sin darse cuenta el Ecuador se adjudicó un conflicto ajeno con evidente violencia, uso de armas, secuestro, asesinato y causando destrucción a bienes públicos de gran escala, con la determinación de usar a Ecuador como puente estratégico de paso y una de las razones es porque aquí la economía es dolarizada, lo cual sirve de ayuda para lavar dinero del narcotráfico que se mueve con dólares y no con pesos colombianos.
La legislación Ecuatoriana en el Código Orgánico Integral Penal en el Art. 366 nos dice que: La persona que individualmente o formando asociaciones armadas, provoque o mantenga en estado de terror a la población o a un sector de ella, mediante actos que pongan en peligro la vida, la integridad física o la libertad de las personas o pongan en peligro las edificaciones, medios de comunicación, transporte, valiéndose de medios capaces de causar estragos, será sancionada con pena privativa de libertad de diez a trece años… (con diversas actuaciones delincuenciales de esta índole) y Cuando por la realización de estos actos se produzca la muerte de una o más personas, será sancionada con pena privativa de libertad de veintidós veintiséis años.
En los actuales momentos ¿Nos sirve de algo la existencia del Art. 366? Cuando se han incluido todas las formas de violencia contra las personas, violencia contra los bienes privados y públicos, destrucción con materiales explosivos, siendo sus blancos las entidades policiales provocando muertes.
Después de que por años se ha hecho a un lado a las fuerzas armadas, le exigimos una Estrategia inmediata de contra ataque para que la justicia penal incorpore las normas del estado de derecho en la aplicación de los instrumentos relativos a la lucha contra el terrorismo como si esto se pudiera hacer de la noche la mañana. “Lo que resulta de esto es un sentir de impotencia sin saber… a quien responsabilizar o endosar la culpa”
