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jueves, octubre 3, 2024

Triatlonista ecuatoriana en zona de clasificación para Tokio 2020

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Hace un año, Elizabeth Bravo tenía en mente completar con la clasificación a Tokio 2020 su tercer ciclo olímpico y retirarse del triatlón. Pero tras tener una gran temporada, en la que entre otros logros consiguió su segundo podio en una Copa del Mundo, la deportista tiene claro que también puede llegar a los Juegos de 2024.

“Ha sido un año bastante bueno. Conseguí podio en tres Copas Panamericanas, gané el Panamericano de Triatlón y quedé tercera en la parada de la Copa del Mundo en Lima (Perú)”, comentó Bravo, quien tras unos días de descanso, inició la pretemporada de cara a las competencias de 2020.

Le quedó la espina de los Juegos Panamericanos, que por una gripe en los días previos a la competencia le impidió conseguir una medalla ante rivales a las que se impuso en varias pruebas en el año.

Elizabeth tiene planificada su agenda, con cuatro competencias hasta mayo de 2020, cuando se conocerán a las clasificadas a Tokio.

“De las 12 competencias puntuables, me quedan dos por completar, a diferencia de la mayoría de las otras deportistas que ya las completaron. También tengo la posibilidad de reemplazar puntajes bajos. Hay un buen panorama para asegurar la clasificación”, detalló la triatlonista de 32 años.

Resaltó que este ciclo es el que ha podido encarar de la mejor forma y que llegará a sus terceros Juegos Olímpicos “mucho mejor en la parte emocional y física. Cuento con un
equipo de apoyo que cuida todos los detalles, por ejemplo en la parte nutricional con
proteínas y barras nutricionales que nos brinda Herbalife. Realizo recuperación con botas
de inflables y baños de hielo para evitar lesiones”.

Para esto inició hace tres semanas la pretemporada enfocada especialmente en natación y
bicicleta para seguir progresando en estas dos especialidades y con cargas menores de atletismo, que es su fuerte.

Contó que los trabajos consisten en volúmenes grandes, como nadar siete kilómetros o estar de cuatro a seis horas en bicicleta, lo que complementa con gimnasio y entrenamiento funcional.

Se dará tiempo para compartir las festividades de Navidad y fin de año con su esposo y entrenador, Francisco Tirado, y con su hijo Juan, quien en enero cumplirá cuatro años.

“Nos reunimos con la familia de mi esposo el 24 de diciembre en el almuerzo. Pasamos hasta las 18:00, y en la noche con la familia de mi lado, en la casa de mi mamá. Al día siguiente, cuando mi hijo se levanta, encuentra el regalo que le indicamos le dejó el Niño Dios”.

Para el último día del 2019 también quemará un monigote, que entre risas confesó “espero que se parezca a mí para que tenga mucha suerte en el 2020”, un año con retos importantes como Tokio, a donde espera llegar con tres semanas de anticipación para adaptarse al cambio horario y a las altas temperaturas.

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