Una Mansión Patrimonial Riobambeña: Casa del “Candelita” Costales

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HISTORIA 

Según Edwin Chávez Medina, cronista e historiador riobambeño, señaló que esta bella edificación, parte del patrimonio arquitectónico de Riobamba, fue construida en la fabulosa década de 1920 por la Sra. Elina Gallegos Barba Vda. de Araujo. Elina Gallegos era hija de la matrona riobambeña Doña Manuela Barba Carrión, madre de los famosos “Gracos” riobambeños.

Elina, se casó en 1891 con el Coronel Adelberto Araujo Ordóñez, destacado y activo militar defensor de la causa liberal-radical. Escritor y polemista, el coronel Araujo también representó a Chimborazo como senador y diputado, fue además Gobernador de la Provincia y Rector del Colegio Maldonado en 1906. Cuando Adelberto Araujo fallece en 1916, su esposa Elina tomó las riendas del hogar y con la ayuda de sus hijos levantó este hermoso palacete.

Esta soberbia mansión de estilo neoclásico-bizantino, ubicada en el centro de Riobamba (Pichincha y Primera Constituyente), fue diseñada por un arquitecto italiano y su construcción demoró cinco años. La casa de dos plantas se levanta sobre un zócalo de piedra volcánica, llama poderosamente la atención el balcón esquinero con balaustrada en el antepecho y circundado por cuatro columnas cilíndricas. El balcón y los aleros están soportados por artísticas y macizas ménsulas. La cubierta, posee igualmente elementos decorativos.

En 1943 el Sr Adalberto Araujo Gallegos, vende la casa al Dr. Ángel Banderas Cedeño. El Dr. Cedeño instaló su consultorio odontológico en la planta baja de la casa. En 1967 luego del fallecimiento del Dr. Banderas, su viuda Rosario Vela García transfiere la casa a los presbíteros Segundo y Luis Moncayo Benavides y la Srta. Dolores Moncayo, hermana de los anteriores. En 1972, Dolores Moncayo, vende la mansión a los cónyuges Dr. Pedro Costales Espinoza y Sra. Alba Cabezas Castelli.

Pedro “Candelita” Costales último propietario de esta mansión, fue todo un personaje; odontólogo de profesión, “Candelita” era de carácter alegre, risueño y gran conversador, estas cualidades unidas a su buen desempeño profesional le granjeó numerosas amistadas y mucha clientela. Con respecto a la compra de la casa, “Candelita” Costales alguna vez, contó lo siguiente: “Tenía un talento especial para contraer deudas, y eso me permitió tener la casa donde hoy vivo, presentía que esa casa iba a ser mía, siempre estacionaba mi auto frente a ella para contemplarla e imaginarme viviendo en esa hermosa vivienda, luego de salir del trabajo,  me acompañaba un buen amigo a soñar e ilusionarme”.

A más de ser un reconocido odontólogo, una  de las aficiones de Pedro “Candelita” Costales, era la colección de antigüedades; a través de los años fue llenando su casa con valiosas reliquias de variada índole, finalmente la señorial vivienda terminó convertida en un gran museo.  El Dr. Pedro “Candelita” Costales con su fallecimiento, se fue parte de la historia cotidiana de la ciudad (Fuentes: Francisco Romero Costales. Carlos Ortiz Arellano- La Riobambeñidad).

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