¿Vuelve el populismo?

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Andrés Velasco

(El Comercio)

Hasta hace poco, parecía que América Latina había eludido el enorme tiburón blanco del populismo, justo cuando América del Norte y Europa se lanzaban al mar haciendo la vista gorda. Sí, el régimen chavista de Nicolás Maduro continúa encarcelando ciudadanos y destruyendo la economía de Venezuela; y Evo Morales en Bolivia y Daniel Ortega en Nicaragua siguen cambiando las reglas del juego para poder ser reelegidos indefinidamente. Pero la derrota electoral del peronismo kirchnerista pareció marcar un giro en Argentina. Lo mismo hizo la destitución de Dilma Rousseff en Brasil.

El 2018 es un año crucial para la política en América Latina: se realizan elecciones presidenciales en los tres países de mayor población de la región. Y en Brasil, Colombia y México, la polarización va ganando, con populistas de derecha e izquierda como favoritos en las encuestas.

Colombia tiene las primeras elecciones, en mayo. El expresidente Álvaro Uribe, un populista conservador, se volvió popular propugnando una implacable confrontación armada con los guerrilleros de las FARC, y luego oponiéndose a los acuerdos de paz de 2016. Iván Duque, el candidato que Uribe apoya, lidera en las encuestas.

Los resultados de las elecciones en Brasil, a realizarse en octubre, son todavía más inciertos. El insólito hombre del momento es  Jair Bolsonaro, diputado federal y antiguo paracaidista del ejército, a quien el New York Times describió hace poco como un “provocador de extrema derecha” con una larga historia de “comentarios incendiarios que denigran a las mujeres, las personas de raza negra y los gays”. En México, según sugieren las encuestas, bien podría ser Andrés Manuel López Obrador, universalmente conocido como AMLO, un populista veterano de dos contiendas presidenciales previas.

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